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La conferencia de prensa de Arturo Salah tras su tercera reunión con Jorge Sampaoli confirmó el enrevesado panorama que rodea el caso del seleccionador chileno. El nuevo directorio de la ANFP quiere que el seleccionador se quede y cumpla su contrato mientras que el casildense está profundamente dolido y pretende partir al punto que pidió una rebaja en su cláusula de salida. Sampaoli dice estar herido, sentirse traicionado, haber sido víctima de filtraciones que dañaron severamente su imagen y no estar dispuesto a convivir con esa pesada mochila.

Si todo hubiese transitado por un rumbo normal, Sampaoli se estaría embarcando a Zurich, donde está nominado por la FIFA como uno de los tres mejores técnicos del mundo, con la misión de entrevistarse con los seleccionados que actúan en Europa y preparar los partidos clasificatorios de marzo ante Argentina y Venezuela. Pero no, Sampaoli no llevó un plan de trabajo ni una agenda de reuniones con Alexis, Vidal, Bravo y compañía. En su agobiada cabeza lo único que le da vueltas es el “inmerecido” trato del que está siendo víctima.

En términos simples Sampaoli está hastiado y se quiere marchar. Puso en la balanza los pro y contra de permanecer al mando de la Roja y los argumentos para largarse prevalecen en su análisis. Por eso se contactó con Jorge Mendes para que lo representara, expresó su incomodidad de seguir viviendo en Chile y solicitó una disminución en el monto de su cláusula de salida. Los fantasmas no lo dejan en paz y teme que permanecer en el país se transforme en un infierno.

El técnico argentino tiene un tema no resuelto con el reconocimiento. A Sampaoli siempre le molestó que en la U no hubiera mayor registro de su paso por el club, que no hubiese una bandera o un palco con su nombre y no se dimensionara su real aporte a la historia deportiva de los azules. Imagínense entonces cómo evalúa lo que está viviendo hoy por hoy. El casildense cree los medios no valoran su trabajo, están empeñados en perjudicarlo y, derechamente, pretenden que se vaya. Esa parte de la historia, en la lógica de Sampaoli, tiene también un correlato en la percepción del hincha que, condicionado por lo que se ha publicado, quiere pasarle la factura y verlo lejos de la Roja.

Así las cosas lo único que sostiene al entrenador argentino en su cargo es la millonaria cláusula de salida. A Salah y su nuevo directorio le guía el convencimiento de que Sampaoli sigue siendo el hombre para llevar a Chile a un tercer mundial consecutivo y no está dispuesto a arrancar con un fracaso negociador. Sin embargo, todo tiene un límite porque el técnico trasandino no puede estar infinitamente “herido” y la selección requiere seguir trabajando. Qué pasa, por ejemplo, con los amistosos ante Panamá y Honduras de comienzos de febrero. Tiene que haber un deadline. Salah debe establecer un plazo fatal para las conversaciones.

La complejidad del caso no es menor. Ha provocado un deterioro importante en la imagen del casildense. La disonancia entre su discurso y la naturaleza de su contrato, por mucho que se haya regularizado impositivamente, choca, genera rechazo en una porción de la hinchada. Muchos elementos juegan en contra del técnico. Pero esto es fútbol y no se ha inventado mejor receta que ganar. Si Sampaoli se queda, Chile vence a Argentina y rescata 4 o 6 puntos en marzo la tempestad dará paso a la calma.

Hay demasiados aspectos por develar. Y también múltiples interpretaciones y preguntas pendientes. ¿Sampaoli expresa su descontento y pretensión de marcharse porque no ve otra salida? ¿O emplea el “daño recibido” como un factor para obtener garantías totales del nuevo directorio? ¿Está extremando el argumento de las filtraciones para obtener una rebaja en la cláusula de salida? ¿Tenía resuelto irse de antemano?

Lo peor que le podría pasar a la selección es que este estado de incertidumbre se prolongue más allá de fines de la próxima semana. No es sano para nadie. Este viernes la nueva ANFP le pasó la pelota a Sampaoli. “Tiene contrato vigente y pretendemos que lo cumpla”, dijo Salah. El casildense no puede seguir planteando que está dolido. El directorio ya lo sabe y tomo nota. El argumento se agotó. El tira y afloja no resiste más reuniones. Si Sampaoli no puede dar vuelta la página, que lo sincere y su postura sea definitiva, sin grises, sin dobleces. En ese momento habrá que negociar, acordar su salida y buscar un reemplazante. Por lo pronto, lo único que uno pide en beneficio de la Roja es celeridad.

Sampaoli está en la historia grande del fútbol chileno, encabezó el mayor logro de nuestro balompié, pero esta versión no aporta en lo más mínimo. Uno esperaría que ponga paños fríos y sea consecuente con su idea original de llegar a Rusia e incluso a Qatar. La voluntad de Quilín es darle continuidad al proceso. Seguir, en cambio, estirando la cuerda constituye el peor de los mundos.