Descansar. En eso piensa Ziomara Morrison en estos días, luego de finalizar la temporada en Turquía con el título de la Copa Federación y siendo coronada como la jugadora más valiosa de la final que conquistó su equipo, el Osmaniye Gençlik.
Desde Barcelona, donde disfruta de unas cortas vacaciones, la primera basquetbolista chilena en llegar a la WNBA, reconoce estar viviendo un renacer en la exigente liga europea luego de la lesión que la mantuvo al margen largos meses, y apunta que la Selección no es un capítulo cerrado, pero que todavía hay mucho por cambiar.
En agosto del año pasado Ziomara Morrison golpeó la mesa y anunció su retiro de la selección nacional. No fue un arrebato, la decisión la venía meditando hace tiempo por las malas condiciones de preparación a las que tuvo que acomodarse cada vez que defendía a La Roja cestera: pasó hambre antes del inicio del Premundial en Edmonton y se lesionó por dormir en el suelo.