El verdadero fracaso
Una vez, pasa. Dos, puede ser. Tres, es tendencia. Pero cuando Colo Colo no logra avanzar una fase de Copa Libertadores desde el 2008, estamos hablando de un fracaso consumado. No el fracaso de un entrenador determinado o un grupo de jugadores. No es un tiro en el palo o un mal partido puntual. Es el fracaso de una política, de una visión, de una forma de entender el juego y la administración. Es saber poquito de fútbol. Corta.
La eliminación del Cacique en Copa Libertadores puede analizarse desde varias capas. Cuando se realizó el sorteo, a los albos les tocó un grupo accesible en el papel. La cancha es la única realidad, cierto. Pero si no es capaz de avanzar en un grupo compuesto por Independiente del Valle, Melgar y Atlético Mineiro, es una decepción.
En esta edición de la Copa Libertadores, Colo Colo solo le ganó al peor equipo de todo el campeonato, que no sumó ningún punto. El equipo al que le ganaron todos. Todos los goles del equipo de Pedreros fueron convertidos por un solo jugador, Esteban Paredes, que por buen futbolista que sea, tiene 35 años. Nadie, ninguno más, hace goles para Colo Colo.
Pero hay asuntos más profundos, que escapan al cuadro blanco. Incluye al fútbol chileno y parece interesarle muy poco a quienes toman decisiones. Otra vez ninguna escuadra nacional pasó una fase. Soñar con que alguno pelee la Copa es una quimera que no vale la pena ni siquiera mencionar. Pero desde el 2014, cuando la Unión Española avanzó a octavos, ninguno ha clasificado. Ninguno. Un desastre total. Los vecinos crecen. El torneo chileno se queda estancado.
La diferencia entre la Selección, campeona de América, número dos en el ranking FIFA, compuesta por varios futbolistas que militan en los mejores equipos del mundo, y lo que surge del campeonato interno es enorme, demoledor. El futuro se ve gris. Porque Alexis Sánchez no va a jugar hasta los 45 años. Medel no va a correr hasta los 48. Bravo no atajará hasta los 50. Vidal no meterá goles hasta los 42. No hay otra forma de generar futbolistas que alimentar el torneo propio. Pero a nadie parece interesarle.
Nunca hubo tanto dinero en el fútbol chileno. Mientras prosiga la política del platillo, esperar el cheque del CDF sin ninguna recompensa deportiva, el panorama no variará mucho. Salir campeón o penúltimo, a la hora de repartir dinero, en Chile da lo mismo.
Diego Cagna. El Tolo Gallego. Héctor Tapia. José Luis Sierra. No es un asunto solo de entrenadores o planteles determinados. Es el fracaso de una política, de una visión, de comprarse un club grande y convertirlo en un equipo chico a nivel sudamericano. Comprarse un club como un capricho.
Antes de entrar al estadio Monumental la noche que Colo Colo empató con Independiente del Valle, Leonidas Vial, máximo accionista de Blanco y Negro, dijo que no le interesaban las opiniones de Justo Villar, quien en la previa señaló que no puedes pelear la Copa Libertadores gastando dos lucas. Pero a Leonidas Vial eso no le interesa.
El fútbol que tenemos. Los dirigentes que tenemos. El país que tenemos.
PD. Tampoco le vengan con cuentos.Los dirigentes antiguos no eran mejores. Eran unos forajidos que se robaron los clubes y jamás pagaron. Tal vez sacaron jugadores, tal vez contrataban mejor, pero el costo fue la ruina de las mismas instituciones. Y su beneficio personal. Corta.