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Segunda División

El insólito método que usó el DT de Valdivia para ascender

Hugo Balladares asumió en noviembre, se clasificó último a la liguilla por el ascenso y obtuvo el título. "Uno siempre sueña, pero estaba difícil", dice.

El insólito método que usó el DT de Valdivia para ascender
Facebook Deportes Valdivia

Hugo Balladares siempre se desempeñó en el fútbol formativo. Dirigió en Palestino y Universidad Católica hasta que se convirtió en el jefe técnico de los cadetes en Colo Colo. Cuando se encontraba sin trabajo partió a la aventura a Deportes Valdivia. Este fin de semana, cerró su ciclo con el sorprendente título y el ascenso en Segunda División.

"Estamos satisfechos por lo obtenido. Fue muy difícil, porque la categoría es muy compleja. Por el tema presupuestario, siempre precario y adverso en muchas cosas. Supimos adaptarnos y convencer a los jugadores de una idea. Eso nos permitió conseguir el título", manifiesta Balladares a AS Chile.

-¿A priori pensó que tenían alguna opción de ascender?
-Uno siempre sueña, pero estaba difícil. Cuando llegamos, nuestro primer objetivo fue entrar a la liguilla y ojalá lo más cerca posible del puntero. Nos clasificamos sextos y a ocho puntos de los punteros. Después tratamos de meterles en la cabeza a los jugadores que era como un Mundial. El que perdía se iba para la casa. Hicimos como un cuadro de un Mundial desde octavos para adelante. De los 10 partidos ganamos ocho, empatamos uno y perdimos uno.

-Usted llegó en noviembre y tuvo éxito inmediatamente.
-Uno espera hacerlo lo mejor posible. Nos fuimos planteando metas que se pueden alcanzar. Sabíamos que podíamos meternos a la liguilla entre los seis. No era algo descabellado. Después clasificados hicimos el click, porque íbamos a jugar todos contra todos y los resultados se iban a dar. Solo pensé que esto iba a ser verdad cuando le ganamos a Santa Cruz en la penúltima fecha.

-¿Qué lecciones personales saca de esta experiencia en el fútbol profesional?
-Todavía no hilo tan fino, pero algo he pensado. Al final, el desafío es atreverse, jugársela. Creer en que uno puede. A partir de todo el tiempo que llevo viendo fútbol con distintos entrenadores, sumado a la experiencia como jugador, decir que esta forma de entrenar, esta metodología, puede que dé resultados.

-¿Y le dio buenos resultados?
-Probamos y resultó. Hay que creer en la experiencia que uno tiene, harta o poca, en lugares mejores o peores. Y trabajar con pasión, con orden, ser planificado y convencido. Si uno transmite que hay orden, que la cosa está controlada en los aspectos organizativos, el jugador responde.

-¿La idea era que el contagio fuera desde el cuerpo técnico hacia los jugadores?
-Claro, si tú llegas y ves que la cancha ya está armada para entrenar, que está hechos los equipos y no hay pausa en el entrenamiento. Que pasas de una actividad a la otra. El jugador hace relación y considera que el entrenador lo hace mejor jugador también. Se genera una sinergia silenciosa. Es como decir yo te ayudo y tú me ayudas. Finalmente, uno debe recordar las experiencias que tuvo como jugador y no dejar de serlo mientras uno es entrenador. Hay que mantener esa sensibilidad.

-¿De aquí para adelante qué viene para usted ahora?
-Lo único que viene es viajar a Santiago. Por ahora no hay nada más. En algún momento se habló de renovación, pero nos pusimos de acuerdo en que no debíamos desenfocarnos del tema de la liguilla.

-¿Pero usted qué desea con miras al resto del año?
-Me gustaría poder continuar, pero hay que ver. Está el tema de las "lucas" que debe pagar el club para jugar en Primera B (1.200 millones de pesos). Tampoco quiero que todo el mundo me haya aplaudido ahora y después terminar crucificado por malos resultados. En la nueva categoría, las exigencias como club son absolutamente distintas. Voy a analizar con tranquilidad el tema en Santiago.