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Estados Unidos

Las 5 razones de Chile para ser campeón de la Copa América

Vigente monarca del continente por el título logrado, la Roja es seria aspirante al cetro. Conoce qué aspectos de su juego pueden llevarla otra vez a la gloria.

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Las 5 razones de Chile para ser campeón de la Copa América

La Roja hizo historia el año pasado al adjudicarse la primera Copa América en su historia. Aunque el torneo que se desarrolla ahora en Estados Unidos no posee el mismo estatus oficial del certamen anterior, en la escuadra nacional aspiran a quedarse otra vez con el trofeo. Por cierto que el elenco que dirige Juan Antonio Pizzi posee varias razones para lograr una nueva hazaña.

Las 5 razones de Chile para ser campeón de la Copa América

El mejor de América

La formalidad indica que actualmente Chile es la mejor selección del continente. Obtuvo en forma brillante y sin apelación la Copa América pasada. Tan solo han pasado 12 meses del hito, escasos seis partidos oficiales. Por tanto, en tan breve tiempo, los atributos futbolísticos de la escuadra no deberían haber sufrido una merma relevante y se puede aspirar a una continuidad de la excelencia. Claro, hubo un cambio de técnico, de Jorge Sampaoli a Pizzi. Sin embargo, bajo el mando del nuevo DT, en los duelos de verdad por las Eliminatorias, cayeron sin merecerlo ante Argentina y, en Venezuela, se impusieron con jerarquía.

Futbolistas top en la oncena

En el fútbol, las individualidades no garantizan el éxito y más bien las interacciones significativas entre las unidades de un equipo conducen a la victoria. Sin embargo, la jerarquía del capital humano sin duda que acerca más rápidamente al triunfo. Es el caso de Chile. La Roja cuenta con tres futbolistas, Arturo Vidal, Alexis Sánchez y Claudio Bravo, que integran la élite del balompié mundial. Con sobresalientes actuaciones en los mejores equipos del planeta (Bayern Munich, Arsenal y Barcelona), el trío constituye una núcleo virtuoso que puede conducir efectivamente a la obtención de un nuevo logro.

Argentina, el único equipo a vencer

De los tres grandes de Sudamérica, Brasil, Argentina y Uruguay, solo la Albiceleste se perfila como la escuadra más enfocada en lograr el título en Estados Unidos. Los trasandinos vienen de dos grandes decepciones, las finales del Mundial y de la Copa América pasada, por lo que no obtener el cetro sería un golpe muy duro. El Scratch está más mentalizado en ganar el oro en los próximos Juego Olímpicos de Rio de Janeiro y Uruguay se debate entre la incertidumbre de contar o no Luis Suárez en plenitud de condiciones. Visto esto, da la impresión de que Argentina sería el principal escollo de Chile, a raíz de la ausencia de una multiplicidad de candidatos al título. ¿México? Como no lo tenemos cerca, muchas veces en una incógnita. Pero no hay que desecharlo. 

Continuidad de un paradigma exitoso

Todo comenzó en Chile con la llegada de Marcelo Bielsa a la dirección técnica de la Roja en 2007. Con el rosarino en la jefatura de la Selección, se instauró el nuevo paradigma en Juan Pinto Durán: trabajo permanente e intensivo del cuerpo técnico, una idea de juego ofensiva y sin complejos, además de aspirar siempre al máximo logro. Sampaoli refinó un poco el concepto estructural, introduciendo un juego más elaborado y preciso, pero en el fondo se perseguía lo mismo. La elección de Pizzi para la banca de la Roja apuntó hacia aquel parámetro, encajando el argentino en el perfil requerido, lo que debería incidir en la conservación de los niveles de desempeño.

Brillantes escuderos

Bravo, Sánchez y Vidal son las figuras globales de la Roja y uno de los activos que podrían llevarla a otro título. En paralelo, existe un grupo de jugadores que circunstancialmente podrían ser considerados como complementarios, aunque también de gran jerarquía: Mauricio Isla, Gary Medel, Marcelo Díaz, Charles Aránguiz y Mauricio Pinilla (este último, por cierto, si muestra algo de lo que vemos en las imágenes de sus grandes goles en Italia). Todos, interactuando en la escuadra nacional, generan una potente sinergia, que lleva al producto final (el rendimiento del equipo) a niveles de gran significancia.