La autodestrucción en la Roja
Al final pasó lo que se temía que podía acontecer, a raíz del oscilante nivel de juego mostrado por Chile en sus duelos preparatorios para la Copa América Centenario, ante Jamaica y México. La Roja perdió sin apelación por 2-1 frente a Argentina, en Santa Clara, California, durante el inicio de su participación en el certamen.
Tal como en el pasado enfrentamiento por las Eliminatorias, la escuadra albiceleste otra vez le planteó a Juan Antonio Pizzi un plan de juego de “equipo chico a otro grande”, utilizando como medios ofensivos el contraataque y el ataque directo. Esta última concepción no en la versión del clásico pelotazo largo y en diagonal, más bien mediante la recuperación del balón en las inmediaciones del círculo central para ir en velocidad en pos del arco de Claudio Bravo.
Lo llamativo de lo sucedido en el Levi’s Stadium fue la constatación de ciertas tendencias hacia la autodestrucción en Chile, que por cierto no acontecen por primera vez. Se trata de comportamientos de naturaleza táctica, que seguramente en el mundo interno de la Roja Pizzi ya los tiene visualizados e intentará dar cuenta de ellos.
El dogma de salir jugando
Los dos goles de Argentina nacieron de recuperaciones del balón entre el área penal de Chile y el círculo central. Desde el inicio quedó claro que los trasandinos presionarían sobre los pases iniciales de la Roja, buscando quedar a “tiro de cañón” del gol. En el primer tiempo, Bravo detectó el peligro y en varias oportunidades optó por el saque largo.
Sin embargo, durante el complemento se insistió en la construcción prolija desde la última línea, con toda la defensa desplegada en amplitud para garantizar los apoyos y así la circulación del balón. Esto provocó finalmente que, en los tantos de la Albiceleste, la reconfiguración de los cuatro de la zaga, tras la pérdida de la pelota, no alcanzara a consumarse a plenitud en el borde superior del área penal para defender con eficacia.
La monserga de los laterales ofensivos
Mauricio Isla y Eugenio Mena fueron los laterales de Chile en la derrota ante Argentina. El zurdo tuvo que ser reemplazado en el puesto por Jean Beausejour durante en el segundo tiempo por sufrir un desgarro. El concepto que poseemos de los tres futbolistas en cuestión está dominado ampliamente por sus destrezas para atacar, más que por sus atributos defensivos.
En la dominación incesante sobre rival, como en todos los duelos de la pasada Copa América, que no puedan defender bien los laterales nos es un problema. Pero qué acontece cuando el oponente recupera en la zona de la Roja y va directo hacia el arco. Como no hay costumbre, el retroceso de los marcadores de punta no es eficaz. Así sucedió con Isla en la apertura de la cuenta de Ángel Di María, pues da la impresión de que, a todo evento, se piensa más en pasar al mediocampo y al ataque que en defender.
La inclinación al caos de Vidal
Arturo Vidal recibió tarjeta amarilla contra Argentina por un duro foul a Nicolás Gaitán. El volante del Bayern Munich perdió la cabeza, a raíz de que en la acción previa Mena recibió una infracción que no fue sancionada. Fue el indicio de que no todo estaría bien con el formidable mediocampista, quien tiene una lucha titánica con su tendencia hacia la anarquía (en un partido de la Bundesliga, Guardiola lo sacó a las 20 minutos por estar al borde la expulsión).
Tras la amonestación, en buen chileno, Vidal “se mosqueó”. Por momentos, empezó a recorrer la cancha detrás de la pelota, jugando de todo y de nada sin materializar la enorme importancia que posee en la escuadra nacional. En Alemania, Arturo dio un salto evolutivo en el control emocional, lo que jerarquizó sus incuestionables atributos futbolísticos. Sin embargo, de repente, en la Roja sufre recaídas caóticas y todo el equipo tiembla.
Tócala, Alexis
Junto a Vidal y Bravo, Alexis Sánchez es la otra figura de connotación global que posee la selección chilena. Tal estatus se lo ganó merecidamente por sus grandes años en Italia, España e Inglaterra. Sin embargo, después del paso de Marcelo Bielsa por la Roja, etapa en la que dio la impresión de que el argentino le tenía bien leída la cartilla en cuanto a sus obligaciones tácticas, el atacante a veces deja la impresión de que quiere jugar a su pinta.
Contra Argentina no hubo una excepción. Partió de puntero derecho, pero insistió en centralizarse y no realizó el retroceso por la franja, con el que sí cumplió Beausejour cuando actuó de alero, por ejemplo. Posteriormente, se fue de “9” y Eduardo Vargas quedó en la derecha. En esta última funcionalidad llevó al máximo su tendencia a conducir en exceso, intentando eludir rivales. Si la idea era que fuera una especie de mediapunta por el centro, tal como Jorge Valdivia en la era de Jorge Sampaoli, el asuntó no prosperó. Siempre los otros dos de arriba estuvieron esperando el pase de Alexis y la habilitación no llegó.
Finalmente, terminó en la posición de alero izquierdo, como en el Arsenal. Que haya pasado por los tres puestos de la ofensiva, ¿no es acaso falta de claridad en torno a una definición tajante de las tareas que debe cumplir el tocopillano?