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Los chilenos somos de memoria corta. Pronto se nos olvida todo. Desde lo superfluo hasta lo importante. Chile le ganó a Panamá con total justicia. Te puede gustar o no el partido, pero no están en entredicho los merecimientos del que ganó. A un rival de todo menor, con cinco bajas. Cierto. Pero se le ganó.

Somos de memoria corta. Criticamos al que gana y somos condescendientes con el flojo. Cuesta separar la empatía con el equilibrio de los análisis. En el país del meme, el país de la policía tuitera, varios se hicieron un festín con los goles que se comió Claudio Bravo ante Panamá. Errores groseros del arquero, qué duda cabe. Goles que no están para la categoría de un golero como Bravo. Pero impresiona como quienes tenían atragantado un grado de inquina mal disimulada hacia el golero se dieron un carnaval con su floja actuación.

Jugó mal. Se equivocó en los dos goles. Ha tenido un mal torneo. De los cinco goles que le han convertido a Chile, al menos en cuatro tuvo responsabilidad clara. Eso es una crítica futbolística. Las razones pueden ser muchas, pero son especulaciones mientras el portero mantenga la boca cerrada y no podamos calibrar lo que se ve con su versión. Puede ser un bajón. Puede ser que la lesión que arrastraba no está recuperada del todo. Puede ser que los problemas de salud de su hija lo tengan desenfocado. Puede ser que la agotadora negociación de premios lo desconcentre. O pueden ser solo malos partidos, como los tienen todos los arqueros del mundo.

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(Aton Chile)

Todo eso es cierto. Pero comenzar a pedir su salida del arco chileno, considerar que lo obrado vistiendo a la Roja es menor, olvidar sus más de cien partidos por la Roja, los partidos que salvó, el penal a Banega, es una locura propia de un medio poco futbolizado que analiza todo de acuerdo a la simpatía que le despiertan los protagonistas. Y eso es injusto.

Chile necesita a Bravo en su mejor versión. Es proclive a la crítica como todos. Pero las demenciales sentencias no conducen a ningún sitio.

Si les cae mal o lo quieren reventar por eso y no porque jugó mal contra Panamá, bien por ustedes. Yo lo critico porque está demasiado lejos de su nivel. Bravo comparado con Bravo. Este no es un concurso de simpatías.

Y si lo fuera, a algunos nos caen mejor los pesados que los simpáticos. Por lejos.