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Salah y sus aliados

Finalmente, el Sifup terminó deponiendo el paro de futbolistas que había provocado la suspensión de la primera fecha del Torneo de Apertura el fin de semana pasado. La actividad nacional se reanudará a partir de este viernes, con el partido entre San Luis y O'Higgins, en el Estadio Lucio Fariña de Quillota (20.00 horas). El presidente de la ANFP Arturo Salah respiró aliviado en Quilín.

No fue mucho lo que pudo conseguir el sindicato de futbolistas profesionales, que es presidido por Carlos Soto. El gran objetivo inmediato era la reinstauración del descenso en Primera B, una vez concluida la temporada 2016-2017, a mediados del próximo año. Solo así habría mayor urgencia de los clubes de esta categoría por contratar nuevos jugadores, absorviendo gran parte de la masa de más de 400 jugadores cesantes en la actualidad. Por cierto, con sueldos dignos para deportistas de alto rendimiento. 

Apenas se obtuvo que haya un descenso recién a fines del 2017 y no antes como era lo buscado. Se consiguió, sí, que la temporada que esta por comenzar tenga una impacto en la pérdida de la categoría en Primera B, con la creación de la tabla de coeficiente de rendimiento. En el inicio habrá una tenue competitividad, la que se irá acentuando en la medida que transcurran los tres campeonatos que definirán el descenso. 

Sobre los cesantes parece que ya no hay mucho qué hacer. Es lamentable. El libro de pases se cerrará el jueves 4 de agosto, en poco menos de dos semanas. Resulta poco probable que en estos días, acosados por la instauración de la tabla del descenso en Primera B, los dirigentes de la categoría incrementen el volumen de incorporaciones para no correr peligro en el futuro. Los desocupados deberán esperar hasta diciembre, cuando nuevamente se puedan agregar refuerzos. Sin embargo, entonces el número será acotado (en diciembre del año pasado solo fueron tres por plantel).

Es entendible la desazón de los representantes de los clubes del ascenso en la asamblea del Sifup. Trascendidos hablan de una respetuosa discusión entre Johnny Herrera, capitán de Universidad de Chile, y Arturo Sahuenza, depositario de la jineta en Cobreloa, durante las conversaciones por aprobar el preacuerdo al que antes habían llegado Carlos Soto y Arturo Salah.

Soto fue clarísimo y no anduvo con ambages. Si la respuesta no era favorable de los futbolistas, la más clara opción era que Salah dejara la presidencia de la ANFP y que también el CDF dejara de enviar el cheque de todos los meses a cada club. Primó la sensatez. Sacrificando lo que era la piedra angular de sus demandas (descenso en Primera B, a mediados del próximo año, para paliar la cesantía), el Sifup terminó con la movilización.

Es extraño lo que pasó y Salah debe de estar profundamente agradecido. Pero no del Consejo de Presidentes, que se supone constituye la instancia que debe respaldar cada paso que da el presidente de la ANFP. El timonel del fútbol debe agradecerle al Sifup. Finalmente, fueron los jugadores quienes impidieron un derramamiento de sangre en Quilín. Eso sí, con un enorme costo frente a sus pares: la cesantía de cerca de 400 futbolistas.

Es un secreto a voces que Salah estaba de acuerdo en gran parte de las demandas de los jugadores. Incluso reconoció públicamente que el formato original de torneos carecía de competitividad. Sin embargo, así como en el tema de los extranjeros y en los tipos de campeonatos, otras vez los clubes le dieron la espalda, negándole la posibilidad de transitar hacia la instauración del descenso en Primera B, a mediados del 2017.

Seguro que van a salir ahora los tipos de siempre emborrachando la perdiz. Dirán que la aprobación por parte del Consejo del preacuerdo entre Soto y Salah fue una espaldarazo a la gestión del jerarca de la ANFP. Otra inexactitud. El ex futbolista y entrenador es un hombre con harto camarín y estaba por satisfacer gran parte de los requerimientos del Sifup, consciente de que ayudaban a elevar el nivel del fútbol nacional. Sin embargo, extrañamente en esta pasada, en su primer triunfo como presidente de la ANFP, la victoria fue claramente una paleteada de los jugadores.