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Figueroa

Dejemos que los niños sueñen con el deporte

Actualizado a
Dejemos que los niños sueñen con el deporte
MIKE BLAKEREUTERS

Comenzaron los 31° Juegos Olímpicos de la era moderna en Río de Janeiro. Unos juegos donde el espíritu deportivo resalta por sobre todas las cosas, a pesar de la ultraprofesionalización de prácticamente todas las disciplinas que allí se dan cita.

Juego limpio, amistad, deportividad y competencia. Ganas de superarse a sí mismos y a los otros que están en la cancha, pista, parqué o la superficie en donde se compita. Aquí es donde se ve el trabajo realizado a lo largo de toda una vida, porque un deportista no se hace en apenas cuatro años, si no que surge de una decisión que se toma cuando niño.

En mi caso, elegí el fútbol siendo un niño. Recuerdo que mientras mis amigos jugaban a la escondida o lo que fuera, yo tenía que cuidarme, no exponerme a alguna lesión. Mientras mis amigos iban a una fiesta, yo tenía que estar descansando, para estar fresco al día siguiente e ir a entrenar. Mi padre siempre me apoyó de muchas formas, aconsejándome, cuidándome y exigiéndome un comportamiento acorde.

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Lars BaronGetty Images

Hoy vemos por televisión a muchos deportistas que han dedicado su vida para llegar donde están hoy, muchas veces sufriendo carencias. Sobre todo quienes son de países poco desarrollados en el deporte de alto rendimiento, como el nuestro, que recién hace poco tiempo ha ido en esa dirección, apoyando los procesos previos a la competencia.

Ejemplos como Tomás Gonzalez, Simona Castro, Kristhel Kobrich o Natalia Ducó han tenido mayor exposición, por lo tanto más facilidades para desarrollarse gracias a auspiciadores privados que han apostado por ellos. Pero el Team Chile es más amplio en nombres y deportes que pocas veces llaman la atención de los medios.

Bernardo Romero o Josefa Vila, del remo, hace poco perdieron su lugar de entrenamiento en Curauma por un incendio, pero siguieron preparándose como lo hacen desde hace muchos años. Podría apostar que José Luis Rodriguez en el ciclismo, María Fernanda Valdés en la halterofilia o Tomás Briceño en el judo, así como los otros que completan la delegación de 42 chilenos en Rio de Janeiro, comenzaron a soñar y prepararse con este momento cuando eran unos niños.

¿Adónde voy con todo esto? A hacer una invitación a todos los adultos que estamos a cargo de la crianza de niños, como padres, tíos, abuelos, tutores o consejeros de colegios para dejar que los niños sueñen con ser deportistas. Démosle las facilidades para que desarrollen sus talentos. Por supuesto que también hay que exigirles en los estudios, pero en tiempos en que se habla tanto del modelo más adecuado de educación extraño un poco que en el debate no se hable del desarrollo deportivo.