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Cuatro equipos chilenos participaron en la Copa Sudamericana. Tres quedaron eliminados en la primera ronda. Solo Palestino avanzó, de muy buena forma, ganando sus dos partidos, haciendo cuatro goles, no recibiendo ninguno. El balance, a todas luces, es malo. Muy malo. Se está nivelando hacia abajo y a nadie parece importarle demasiado.

Es cierto, cada partido es diferente. Pero cuando este escenario se convierte en tendencia ya es peligroso. Porque no es un equipo el que queda fuera tempranamente. Son varios, En diferentes torneos internacionales, en varias temporadas. En la Copa Libertadores, en la Copa Sudamericana, acceder una fase parece ser un objetivo, cuando antes era el piso mínimo para empezar a conversar.

Venir a jugar a Chile era bravo. Sin subestimar a los rivales, viene cualquiera y clasifica acá. Como Montevideo Wanderers y el Real Potosí, que con muy poco, dejaron en el camino a O'Higgins y la Universidad Católica. Lo inquietante es que los uruguayos y bolivianos ni siquiera son animadores en sus países. En cambio cruzados y celestes acaban de pelear el título hasta el último minuto. Son de lo mejor que hay en la competencia local, de acuerdo al último certamen.

El reflejo de estos fracasos sucesivos, con distintas camisetas en diferentes torneos, no hace más que exponer la escasa competencia interna. Nuestros dirigentes-dueños de clubes van remando hacia el camino contrario del desarrollo. Pelearon, con uñas y dientes, por un torneo poco competitivo. Corto, sin descenso inmediato. Dicen que es entretenido porque varios equipos llegan peleando a la última fecha. Obvio. Mientras más corto es el campeonato, menos se disparan algunos equipos. Si el torneo fuera de 12 fechas, habría más involucrados en la lucha. Pero la vara sería cada vez más baja. La cantidad de jugadores extranjeros permitidos, la nula competencia en el torneo de cadetes, el método de clasificación a la copa sudamericana, no hace más que profundizar el pozo en que está metida nuestro torneo local. En la B, por ejemplo, hay ascenso en diciembre del 2017. ¿Quién se motiva así?

Fueron los futbolistas quienes tuvieron que parar para que hubiera descenso. Ellos pidieron competencia. Los dirigentes-dueños solo miraban un complejo escenario económico donde ellos son los únicos responsables. Nunca jamás los clubes chilenos recibieron tanto dinero. Nunca jamás administraron de peor manera la riqueza.

Ni siquiera vale la pena comentar la diferencia enorme entre la mejor selección chilena de la historia y un campeonato de medio pelo a nivel internacional. Así como vamos, Alexis, Vidal, Gary, Bravo, Isla, Vargas, tendrán que jugar hasta los 45 años.

Aplausos para Palestino. Con aplicación colectiva, buenos jugadores y sin creer que se inventa algo nuevo, avanzaron una fase y ojalá sigan.

A lo mejor no somos más que esto. Eso reflejan los resultados al menos.

¿Y si venden el CDF a un grupo extranjero? Nuestros dirigentes-dueños tomarán su plata, invertirán en otro lado y se irán. Buenas noches los pastores.

Que no digan que no se dijo.