Los 7 pecados de la Roja frente a Bolivia en el Monumental
La escuadra de Pizzi tuvo un buen comienzo, pero luego cayó en falencias tácticas que hipotecaron la victoria. Levedad del plan B y exagerado juego de pases, entre ellas.
La decepción fue absoluta tras el gris empate de la selección chilena ante el cuadro de Bolivia, en el Estadio Monumental. El equipo que dirige Juan Antonio Pizzi exhibió un inicio que parecía conducir hacia la victoria. Después, se quedó y cometió algunos errores que, irremediablemente, lo encaminaron hacia el empate sin goles.
1. Desaprovechamiento del rol de Isla
Durante gran parte del partido, Bolivia actuó sin un jugador que cubriera el flanco izquierdo del mediocampo altiplánico. Alternaron en esa labor los volantes centrales Walter Sánchez y Pedro Azogue, pero carecían de la velocidad para cumplir defensivamente en el sector. Solo en el comienzo Chile cargó el juego por la zona, con un activo Mauricio Isla. Sin embargo, luego tendió hacia la centralización de las acciones, olvidándose del lateral del Cagliari.
2. Ausencia ofensiva de Mena
La Roja fue profunda en términos ofensivos por la derecha, pero por el otro flanco de su ataque no lo consiguió. La dupla encargada de obtener las penetraciones, conformada por Eugenio Mena y Alexis Sánchez, no se articuló correctamente y no incidió en el trámite. Sobre todo se echaron de menos las pasadas del lateral izquierdo del Sao Paulo. El tocopillano recibió siempre el balón en tres cuartos de cancha, pero Mena no irrumpía por su espalda para arrastrar marcas o recepcionar libre la pelota.
3. Disfuncionalidad de los volantes interiores
La gracia ofensiva de armar un mediocampo con dos volantes interiores (Arturo Vidal y Charles Aránguiz), y sin un "10" típico, radica en que uno de los dos mediocampistas aproveche los pasillos interiores para irrumpir en el área y generar peligro. Esto no aconteció con los chilenos. Y eso que los punteros (José Pedro Fuenzalida y Sánchez) estuvieron bastante abiertos, a diferencia de lo sucedido en Paraguay.
4. Exagerado juego de pases en el eje
Chile tuvo un comienzo de partido a buen nivel. Llegó con peligro al arco de Carlos Lampe y fue grande la sensación de que el gol pronto sería anotado. Tal percepción, probablemente, aumentó la autoseguridad en la construcción, llevando al equipo a exagerar el juego por el centro. Hubo exageración de pases cortos, incluso hasta dentro del área penal, en circunstancias que la situación ameritaba una finalización abrupta mediante un tiro.
5. Levedad del plan B
Los últimos 25 minutos de la Roja en el encuentro fueron con Mauricio Pinilla en el eje del ataque. La presencia del delantero instó a buscarlo mediante balones largos, sobre todo cuando el tiempo se extinguía. Pero cuando así aconteció, dio la sensación de que no había un plan para esto: jamás los volantes fueron en la busqueda intencionada del segundo balón ni tampoco alguno de los otros dos atacantes picó al vacío en pos de una hipotética peinada.
6. Carencia de maniobras preestablecidas
Se presumía que Bolivia esperaría atrás a Chile, reagrupándose muy cerca del área. Los altiplánicos solo intentaron presionar adelante en el comienzo, pero luego se quedaron sin energía y se echaron bien atrás (terminaron con un sistema 1-5-4-1). En estas circunstancias urgía penetrar por los costados, pero no se observó un juego de combinaciones ultra ensayado para internarse por las bandas y desde allí buscar a los que acompañaran por el centro.
7. Falta de sorpresa en balones detenidos
En la única chance real de gol con que contaron, los bolivianos estuvieron a un paso de marcar. Todo nació de un tiro libre, que fue pivoteado hacia el centro. Toselli achicó en forma magnífica e impidió el tanto de Arce. Por contrapartida, Chile no generó daño en las acciones de táctica fija. En un partido ultra cerrado, se extrañó algún intento por desnivelar con un pelota detenida, situación de juego que es clave en la resolución de los duelos en los contextos de máxima competencia, como son las Eliminatorias.