Arcos
19 segundos
Fueron 19 segundos. Cronometrados. La defensa boliviana estaba mal parada. Raldés no llegaba a cubrir el espacio que dejaba Zenteno. Bejarano era superado por su banda izquierda. Entraron, en rápida combinación, Eduardo Vargas y José Pedro Fuenzalida. Este último queda en posición de remate franco, directo. Su lanzamiento es salvado providencialmente por el arquero Lampe, enviándola al córner. Era la insinuación de una noche feliz para la Roja. Pero no fue así. Fue apenas un espejismo. De hecho, ante los altiplánicos se jugó, quizás, el peor partido en la era Pizzi.
Los partidos pasan por momentos. Ningún equipo juega los 90 minutos igual. Los dominios son compartidos. Los detalles marcan diferencia. Contra Paraguay en Asunción, los locales tuvieron dos ocasiones de gol en diez minutos. Convirtieron ambas. Torcieron el destino del partido, al nivel que sacaron una distancia irremontable y ganaron un partido que en otras circunstancias no habrían ganado.
Chile lo tuvo a los 19 segundos. No lo aprovechó. Antes de los 25 minutos registró cuatro ocasiones claras de gol. No entró ninguna. Se fue enredando contra el rival, contra sí mismo, contra el reloj y contra sus propios fantasmas. Empezó a pensar en el segundo gol antes de hacer el primero. Y la tenencia, dominio y circulación, que son un sello de este equipo, ya no eran una cualidad, sino una exasperante fórmula de ataque excesivamente repetida.
En esta doble fecha clasificatoria la cosecha es de apenas un punto. Muy poco. Pero es la baja en el rendimiento la que más preocupa. Soy de los que creen que ambos conceptos no van por rieles separados. El resultado es la consecuencia de un buen juego. Este par de pleitos y su escasa sumatoria en la tabla solo afianzan ese concepto.
Septiembre es un mes complejo. Los equipos europeos recién comienzan sus ligas. Los futbolistas aún no tienen la frescura y el ritmo de competencia suficiente. No aún. Los que son titulares en sus clubes, como Alexis, Vidal, Aránguiz, Gutiérrez, lo alcanzarán pronto. Los que son suplentes, como Vargas, Pinilla, Matías, les costará mucho más.
El discurso del bicampeón es real. Por algo los rivales le juegan a Chile de otro modo. Ultra concentrados. Conservadores. Porque se ganó ese respeto. Lo miran de otro modo. Ahora viene el paso siguiente. Consolidar ese testimonio y proyectarlo. Renovarse en el éxito. Con la historia se aprende, se crece, se construye, se cambian los paradigmas, se gana en autoestima y convicción. Pero para ganar juega el presente. La Roja en esta pasada, no la tuvo.
En la menudencia están los bajos rendimientos individuales, la tardanza en los cambios de Pizzi, el mismo camino para llegar al gol, la falta de variantes, el tiempo que hacían los bolivianos. El brochazo grueso es el que más importa. Mejorarlo metería a Chile de nuevo en carrera. De otra forma se pueden ganar partidos, pero no una clasificación.
Chile tuvo el gol a los 19 segundos. Si esa pelota entraba, estoy seguro que el equipo goleaba. Pero ese partido no se dio. No se jugó. El que se jugó fue un lamentable 0-0. Un muy mal partido de fútbol.