ADN RadioConcierto Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Es probable que José Pedro Fuenzalida no sea el jugador que más camisetas vende en la Universidad Católica ni en la selección chilena. No es el más carismático. Ni siquiera es el mejor del equipo desde el punto de vista individual. Pero siempre está. A lo largo de su carrera, vistiendo diferentes camisetas, se destaca por ser un jugador laborioso, táctico, de esos que le solucionan problemas a los entrenadores y no se los dan.

Esas son virtudes ya conocidas que lo convierten en un futbolista valioso. Este 2016 ha sido un año bendito para El Chapa. Ha participado de manera protagónica en escenas donde era siempre un actor reparto. Hizo el gol con que la UC volvió a campeonar tras seis años sin títulos. Comenzó como suplente en la Copa América Centenario y terminó siendo titular, anotándole un gol a Colombia en la llave de semifinales. Le hizo un par de goles a la Unión Española, en el que debe ser el mejor partido del campeonato y la noche de este lunes, aprovechó las dudas, licencias y lentitud pasmosa de la defensa de la Universidad de Chile para anotar el 3-3 y liquidar cualquier aspiración azul en la Copa Chile, en un partido donde el equipo de Víctor Castañeda fue superior en el trámite.

Fuenzalida pertenece al escaso grupo de jugadores chilenos que deben remar al revés en la lucha contra el prejuicio. Porque la discriminación no es solo contra quien tiene menos. A veces se da al revés. Contra quien tiene más. Por nacer en una familia acomodada, por ser rubio, por tener aspiraciones universitarias, muchos creen que Fuenzalida no tuvo que sacrificarse. Error. Prejuicio. Muchas veces tuvo que demostrar el doble. Su origen, en el mundo del fútbol, le terminaba jugando en contra. Discriminación de igual forma. Quienes fueron compañeros de Manuel Pellegrini en la Universidad de Chile, narran historias similares. ¿A Pellegrini no le costó ser futbolista por provenir de una familia con solvencia económica? Al revés. Le costó más, porque además no era un dotado en virtudes futbolísticas.

El 2016 es un año dulce para José Pedro Fuenzalida. Una temporada protagónica para un actor secundario, pero que rara vez falla. El esfuerzo, el trabajo silencioso y tomarse la pega en serio a veces tienen su recompensa.

PD. Más encima es rockero. Larga vida al rock and roll.