Sevilla de Sampaoli empata y comienza a alejarse de la cima
El Leganés, como el Alavés la semana pasada en Vitoria, le quita dos puntos a los de Sampaoli que se alejan de la lucha por el título.
El motor del Sevilla se ha gripado. Había indicios hace semanas, cuando en un esfuerzo extraordinario fue capaz de remontar el derbi y ganar al Athletic para mantenerse en la carrera por la Liga. Pero el testigo de la gasolina pita más fuerte que nunca. En Vitoria el lunes, y en su habitualmente inexpugnable casa este sábado, se ha doblado. Las piernas de los jugadores, más aún con el calor casi veraniego que caía sobre Nervión, empiezan a no responder. Empató, y gracias, ante un Leganés fantástico que repitió su actuación convincente de Barcelona en un partido en el que fue más de principio a fin. Se adelantó con un bonito gol de Gabriel, perdonó el 0-2 de El Zhar y aguantó con firmeza la que se suponía embestida final del Sevilla.
Sampaoli, con la mente puesta en Leicester, alineó un equipo irreconocible sin Pareja, Escudero, Nzonzi, Vitolo y Nasri. A estas alturas, en el Sevilla sólo hay un futbolista con la mente fresca. Jovetic corre por tres, empuja a su equipo para arriba y es un torrente de ambición. Al borde del descanso, el montenegrino agarró un balón en la línea de medios y se tiró hacia cuatro jugadores. Con la colaboración del Mudo Vázquez, otro futbolista en caída pero con magia en la pierna izquierda (pese a su mal momento dio una asistencia fabulosa y marcó un gol anulado por fuera de juego al límite), empató y dejó el partido en el aire al descanso. Jovetic no sólo le dio el gol a Sampaoli. Le dio tiempo para pensar.
El Sevilla fue mediocre en la primera mitad. Atrás, Lenglet cometió un error de principiante en la jugada del 0-1, Rami pensó en Leicester y Carriço está lejos de sus mejores días. Kraneviter puede cortar, pero no crear. Montoya de momento no pasa de un correcaminos y a Sarabia y Mariano se le nota mucho la carga de partidos. Es humano. Sólo Correa parecía capaz de hacer algo distintol. En el Leganés, sin embargo, sus futbolistas de ataque funcionaron de maravilla, especialmente entre líneas. Szymanowski, Gabriel y El Zhar fabricaron tres o cuatro oportunidades de gol francas que los pepineros no supieron resolver.
La peor noticia para el Sevilla es que no mejoró en la segunda parte con Nzonzi y Vietto. Su fútbol tuvo poca armonía y el Leganés, que estaba preparado para la carga local, se creció y sobrevoló sobre los jugadores locales, asfixiados y paralizados. Esta vez no le quedó ni para jugar esos minutos mágicos finales que acostumbra. El 1-1 merece un aplauso para el Leganés, que parece sano y en condiciones de evitar el infierno de las últimas jornadas. Al Sevilla le deja inquieto. En tres días tiene un reto fabuloso en Leicester. Pero el fútbol cambia en cuestión de días. Ojo con sacar conclusiones absolutas.