El mayor triunfo de Hoyos
Universidad de Chile le dio un toque a O’Higgins en Rancagua. Cumplió con su parte de la tarea. Luego de un primer tiempo donde ambos se neutralizaron, los azules se fueron al descanso con una mínima ventaja merced a un gol enredado de Gustavo Lorenzetti. Pero en el segundo tiempo, el equipo de Ángel Guillermo Hoyos salió virado y demostró una elasticidad táctica que retrata como esta versión de la U es la de un equipo trabajado. Actores de reparto, como Fabián Monzón, fueron protagonistas de una victoria contundente.
Cuando Felipe Mora festejaba el tercer gol, la parcialidad de la U comenzó a celebrar otra conquista, en otra cancha. Los abrazos se extendieron porque a pocos minutos del cierre, Gonzalo Villagra de Antofagasta marcaba el empate contra Colo Colo. Por primera vez en la temporada, la Universidad de Chile alcanzaba en solitario la cima del certamen con solo una fecha para completar la bitácora. Por primera vez en el torneo, la U solo depende de la U y en la jornada más relevante, la que puede derivar en una vuelta olímpica.
Universidad de Chile llegó a estar a seis puntos de Colo Colo tras la sexta fecha. Una distancia que parecía irremontable. Es cierto que buena parte de la estrechez en la tabla de posiciones es por el irregular tranco del equipo de Guede. Pero reducirlo solo a la farra del cuadro albo es injusto. Hace rato que Ángel Guillermo Hoyos encontró un equipo, un funcionamiento, una identidad colectiva, algo que la U no tenía hace mucho tiempo. Desde el equipo de Martín Lasarte. O el de Sampaoli si me apuran. Se sabe a lo que juega la U.
Una línea defensiva donde los rendimientos individuales subieron muchísimo en relación a torneos anteriores. Un 11 que uno puede recitar de memoria. Ilustres jugadores, como David Pizarro, dispuestos a ir al banco y sumar desde su lugar, mucho más secundario de lo que indican sus pergaminos. Cuando Hoyos fue anunciado como técnico de los azules lo acusaron de defensivo. Se nota que solo vieron el partido de Bolivia contra Chile en el Monumental. Nada más. Porque sus equipos no fueron nunca defensivos.
Muchos creen que solo triunfa el que gana y todos los demás fracasan. Yo no creo eso. Para mí, Ángel Guillermo Hoyos ha tenido un semestre exitoso. Porque limpió un camarín que era un polvorín. Porque logró que el equipo tuviera pronto una identidad de juego. Porque convenció a sus jugadores no con la palabra sino con el ejemplo. A lo mejor el próximo sábado no levanta la corona, aunque tiene todo para hacerlo. Pero para mí el diagnóstico no cambia. Ángel Hoyos puede mirar a los ojos a los hinchas de la U. En un semestre logró un éxito que algunos no consiguen jamás: que los jugadores le crean. Eso que llaman respeto. Algunos creemos que eso vale más que una vuelta olímpica.