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De Rusia con Amor

Actualizado a
De Rusia con Amor
MAXIM SHEMETOVREUTERS

De los amistosos no se sacan conclusiones tajantes. Ayudan. Aportan. Entre jugar y no jugar, siempre es mejor entrar a la cancha. Pero así como no era para enloquecer si Chile le hacía 7 goles a Rusia, tampoco hay que deprimirse demasiado por el deslavado empate a un gol en Moscú.

Los duelos de este tipo son difíciles de analizar. Con seis cambios por escaudra todo equipo pierde identidad de juego. Los técnicos buscan experimentar, probar, enviar a la cancha a jugadores que llevan un rato inactivos. Pero difícilmente tomen una decisión a partir de cotejos que no son por los puntos.

Ante Rusia el equipo de Pizzi mantuvo siempre el diseño. Eso da pie para creer que la pizarra no debería variar demasiado en el amistoso contra Rumania y menos en la Copa Confederaciones. Las certezas y las dudas que dejaron estos noventa minutos se encasillan más hacia lo individual que lo colectivo. Rendimientos arriba del promedio, como el primer tiempo de Vidal, el descuelgue de Isla y Beausejour y el toque de distinción de Alexis Sánchez, que con tres jugadas demostró que está varios peldaños arriba del resto. El tocopillano pertenece a esa estirpe de jugadores que superan los esquemas de juego. Siempre sus equipos son diferentes cuando él está en cancha. Siempre. Metió un pase gol de antología. otro que no fue aprovechado y un par de gambetas para ilusionar. El nortino ha convertido 37 goles por la Roja y ha servido 33 asistencias. Es decir, protagonista total en 70 goles de Chile. Una cifra descomunal.

Eduardo Vargas no estuvo activo. Es cierto que sin Sánchez tiene aún menos participación en el juego. Lamentablemente lo exhibido en Moscú es una prolongación de su rendimiento en México. Tiene el aval de más de 30 goles anotados por la Roja, pero la incertidumbre crece. José Pedro Fuenzalida no es un puntero abierto, es más bien un carrilero que cumple funciones tácticas de marca, pero que no le da la suficiente profundidad al equipo. El ataque queda desbalanceado, merced a lo que haga Alexis o la extensión de Vidal o los laterales.

A Chile le vuelven a anotar un gol de cabeza. Pero no creo que sea un asunto de estatura ni envergadura física. En esta ocasión fue más bien una distracción en la marca. El centro sobró a Pedro Pablo Hernández, el más espigado de la formación chilena hoy. El zaguero Viktor Vasin superó en la marca a Jean Beusejour, otro que destaca en la potencia física.

Pizzi aprende de experiencias pasadas. Chile terminó ganando la Copa América Bicentenario en Estados Unidos después de una primera fase discreta en desempeño. Perdió con Argentina. Le ganó sobre la hora a Bolivia jugando mal y con un penal mal cobrado a favor. Superó a Panamá sin esforzarse demasiado. Le costó encontrar el equipo y el funcionamiento. De ahí en más el cuadro se encendió hasta ser campeón, sin que le convirtieran un gol más en todo el certamen. Los torneos cortos no dan espacio para pestañeos y tampoco para exhibir fútbol tan galano. El pragmatismo se convierte en protagonista.

Veremos detalles contra Rumania el martes. Pero la prueba real será recién el domingo 18 en el debut de la Copa Confederaciones ante Camerún. Por los puntos es otra cosa.