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No vi el partido aún, pero he leído los reportes del choque entre Cobreloa y Santiago Morning y todos coinciden que fue un partidazo. Un duelo de ida y vuelta que terminó con la victoria de los loínos 4-3 ante los microbuseros. Dos equipos que han sido protagonistas del torneo de la Primera B y que protagonizaron el pleito más apasionante del fin de semana.

Ganaba Cobreloa al término del primer tiempo por 2-1. Los capitalinos dieron vuelta la historia y se pusieron 3-2 en la segunda parte. Los locales, heridos en su amor propio, consiguieron el empate a los 70 minutos. En los 20 restantes ambas escuadras lucharon épicamente por ganar el partido, objetivo conseguido por los Naranjas a tres del final.

4-3. Emoción. Goles. Juego ofensivo. Partidazo.

Algunos creen que el fútbol ofensivo es un asunto de edad, propio de los jóvenes. Error. Cobreloa es dirigido por José Sulantay, de 77 años. Santiago Morning por Hernán Clavito Godoy, de 76. No sólo son los dos técnicos más longevos de la competencia local, sino que en Sudamérica son los más viejos en estar sentados frente a una banca.

¿Fútbol añejo? ¿Pensamiento arcaico? ¿Visión antigua? Pamplinas. No sólo este partido lo demuestra.

En la década del 90 José Sulantay jugaba con líbero y stopper antes de la llegada de Mirko Jozic. Marcaba al hombre y en zona. Jugaba con laterales-volantes y extremos. A veces con un punta, a veces con dos, a veces con tres atacantes, dependiendo el rival. Hace diez años con la selección chilena Sub 20, la de Alexis, Vidal, Medel, Isla, Carmona y muchos más, era capaz de variar de sistema táctico en el mismo partido y sin cambiar jugadores. Una estructura elástica. En ese torneo Mauricio Isla jugó de último hombre en el partido inaugural, de volante central en el resto del torneo y de delantero ante Nigeria en cuartos de final. Hizo dos goles. En el duelo por el tercer puesto la Roja se quedó sin atacantes. Sulantay puso a Vidal de 9. Chile ganó la medalla de bronce. Fútbol moderno, intenso, ofensivo.

Con Clavito se ha hecho una caricatura que él mismo alimenta. El técnico de la pizarra que tiene explicaciones estrafalarias y divertidas para leer un partido. Godoy no tiene pelos en la lengua y por eso es jocoso escucharlo. Pero reducir su visión futbolística a ese punto es injusto e incompleto. Los equipos del Clavo corren mucho. Es un conocedor de la categoría y su propuesta es de un ritmo permanente, presión alta y orden en la última línea, que a menudo la instala cerca de la mitad de la cancha para realizar el achique. Fútbol moderno, por todos lados.

Hay técnicos jóvenes, muy jóvenes, que miran más su arco que el ajeno y que son mucho más conservadores que estos dos viejitos que fueron protagonistas de un partidazo.

Pero de la B nadie habla. No en los medios masivos. Quizás porque pocos la ven. No saben lo que se pierden. Todas las semanas hay un partidazo.