¡Basta con Care Pato!
Marcelo Díaz vive por estas semanas una etapa especial de su carrera. Después de casi seis años en Europa intenta aclimatarse al fútbol mexicano en un equipo como Pumas que marcha penúltimo en la liga y cambió de entrenador cuando el ex volante del Celta recién llegaba. Care Pato suma 302 minutos y es considerado por Sergio Egea, pero el equipo no logra levantar: ganó un punto de nueve desde el arribo del nuevo técnico. Esta compleja transición se une a su presente en la Roja que está seriamente amenazada en su clasificación al Mundial de Rusia 2018.
En las derrotas ante Paraguay y Bolivia, Díaz al igual que muchos de sus compañeros estuvo bajo. Se notó su falta de fútbol. Entre su salida de Vigo y sus primeras dos apariciones en México jugó apenas dos partidos incompletos (ante Morelia y Veracruz). Pagó el precio de su inactividad y fue parte de un equipo que, como dijo Claudio Bravo, no funcionó. Care Pato, que nos acostumbró a ser un impecable tercer central, motor del equipo, gestor de la siempre mayoritaria tenencia del balón, estuvo impreciso y naufragó como toda la Roja. En su caso, el atenuante está descrito, venía de un largo período sin fútbol.
¡Basta con Care Pato! Como hoy las redes sociales están a la orden del día y la generación millennials futbolera no pierde ocasión de manifestarse, muchas veces sin filtro, en el último tiempo una porción, afortunadamente menor, del hincha de la selección las emprendió contra Díaz recordándole sus errores y pasado con la camiseta de la U. Me pregunto, esos tipos acaso no celebraron su extraordinario partido con España en Maracaná o cada vez que la descosió en la Roja. La memoria es frágil, pero cuesta entender los actos desagradecidos con un jugador que le dio tanto a la selección. Ya está bueno de trolearlo. En todo ámbito, debatamos, critiquemos, pero con respeto. ¿O alguien, en verdad, piensa que Díaz jugó mal adrede o fue displicente?
¡Basta con Care Pato! Una cuenta no oficial, pero afín al jugador publicó hace unos días la frase: “no necesito que nadie crea en mí, solo yo mismo, vamos Marcelo”. Uno, era evidente que no se trataba del jugador. Dos, si así hubiera sido, la cita no tiene nada de desafiante ni justifica la reacción de una tropa de termocéfalos que comenzaron a cuestionarlo con munición de alto calibre. ¿Qué les pasa? Por qué las redes sociales tienen que ser un resumidero de nuestras frustraciones y agresividad. Después, cuando esa misma gente es interpelada baja al tiro uno o dos cambios. Cuál es el gusto de entrar con la pierna arriba.
¡Basta con Care Pato! Si algo caracteriza a Díaz es que da la cara. En las buenas y en las malas. Sean errores colectivos o personales, Care Pato siempre está ahí, enfrentando los micrófonos y cámaras, siendo autocrítico cuando corresponde. En un contexto en que cada vez es más inusual escuchar a los seleccionados, saber qué piensan, cómo proyectan lo que viene, el volante es una de las excepciones y se agradece. Tratémosle con la deferencia que se merece.
¿Basta con Care Pato? Del equipo titular, quizá. De la nómina en ningún caso. Juan Antonio Pizzi debe evaluar su estado de forma y nivel de confianza. Llegó la hora en la Roja, por la urgencia del momento, de reestudiar las titularidades por defecto. La oncena que venimos recitando por años no debe ser necesariamente la que empiece jugando frente a Ecuador. Esto corre no sólo corre para Díaz, también para Jara, Beausejour, Castillo (que no sabemos si alcanza a recuperarse de la lesión ante Rayados de Monterrey a mediados de mes) u otro. En la fecha doble de septiembre quedó demostrado que el ritmo con que llegan los futbolistas es determinante en su rendimiento. Quizá con Bielsa y Sampaoli está vieja máxima del fútbol se relativizaba, con Pizzi vuelve a ser una variable relevante.
Hoy nos distraemos con el Torneo de Transición y sus vaivenes, pero la cuenta regresiva para la última parada doble de la Roja ya se inició. Estamos a menos de dos semanas. El fútbol chileno se juega mucho más de lo que imaginamos.