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Los despreciables de la prensa

Después de la Copa Confederaciones tenía ciertas dudas con el rendimiento de los jugadores, pero jamás pensé que ante Bolivia y Paraguay la cosecha era de cero puntos.

Los despreciables de la prensa
PASCAL ROSSIGNOLREUTERS

Ya han pasado algunos días desde la explosión de Marcelo Bielsa hacia la prensa francesa. Dirigida a un periodista en particular, para ser preciso, que se le ocurrió preguntarle al rosarino si pensaba renunciar tras un mal arranque de liga en Francia.

Bielsa desprecia a los periodistas. Es más, desprecia al periodismo como oficio. Y tiene todo el derecho a pensar lo que quiera, como todos. El mismo derecho que tiene un periodista de preguntarle si pensaba en renunciar después de cinco partidos jugados, una victoria, un empate y tres derrotas. Al día siguiente de aquella conferencia que dio la vuelta al mundo el Lille del argentino perdió como local ante el Mónaco por 4-0.

Fui, soy y seguiré siendo un admirador de Marcelo Bielsa. Como técnico, como líder de opinión que abraza causas en las que también creo. Eso no significa que encuentre que todo lo que hace o lo que dice está bien. Y por eso no me encasillo en el cajón de los autodenominados bielsistas, pues ellos pregonan ideas que ni el propio Bielsa cree. No reconocen errores que el hombre de Newells admite sin miramientos ni vergüenza. Los bielsistas son más radicales que el propio Bielsa. La mayoría de ellos lo conoció el 2007, con suerte.

Dijo cosas interesantes el ex DT de la Roja en su virulenta respuesta. Dijo otras más bien emocionales que no comparto. Asegura que protagonizó el fracaso más resonante del fútbol argentino en 40 años. Y es verdad. Y que muchas veces los medios se tientan ante los malos resultados y caen en un afán alarmista. Cierto. Y que ante la victoria se acercan demasiado a los protagonistas, como si fueran parte del mismo éxito. Es verdad. Y no corresponde ninguna de las dos posiciones.

Por eso extiendo esa reflexión al actual momento de la selección. Muchos dicen que percibieron el complejo presente de la Roja. Yo no. Después de la Copa Confederaciones tenía ciertas dudas con el rendimiento de los jugadores, pero jamás pensé que ante Bolivia y Paraguay la cosecha era de cero puntos. Hasta esa doble fecha era de los convencidos que Chile clasificaría a su tercer mundial consecutivo. Ahora no estoy tan seguro. Soy más bien escéptico y espero con fervor equivocarme. Pero no me subiré al carro de los agoreros que anticiparon este mal momento. Yo no fui capaz de percibirlo. Lo asumo. Lo admito. Palabra de despreciable.