Arcos
Esto es sin llorar
Cerca de la revolución, el pueblo pide sangre. Lo escribió Charly García hace tantos años y sigue siendo una sentencia precisa. En estos días amargos de la Roja escuchamos con extrema vehemencia las condenas del infierno. No por hablar más fuerte se habla más claro. No todos entienden dicha frase.
Dicen que la ANFP no hará nada para protestar por el posible amaño entre Perú y Colombia para empatar. Ojalá no lo haga. Si ya somos los más despreciados del vecindario, lo seríamos aún más. Pero ojalá la dirigencia chilena no lo haga por otra razón. Sencillamente porque no corresponde.
Lo que ocurrió en el Nacional de Lima, con los últimos minutos jugados sólo para gastar el tiempo, ha ocurrido cientos de veces. La misma selección chilena lo hizo en el Mundial de Sudáfrica 2010 en el duelo con España. El resultado parcial, 2-1 en favor de los hispanos, le servía a ambas selecciones para avanzar de fase. Y los 15 minutos finales fueron de guante blanco. En esas Eliminatorias, en la última fecha, Chile le ganaba a Ecuador 2-1. El marcador le servía a los dos. Con el pitazo final los 22 jugadores se abrazaron en la cancha del Nacional.
Ejemplos hay cientos. Alemania y Austria en el Mundial de España 82. Holanda con Irlanda en Italia 90. En Eurocopa, Copa libertadores, Champions, torneos nacionales. En todas partes los equipos ponen el freno de mano en una instancia decisiva cuando a ambos les conviene. Es más, antes del partido contra Brasil uno de los argumentos era que ojalá el Scratch no acelerara a fondo. Total, ya estaban clasificados. No escuché voces que criticaran la supuesta falta de ética de los brasileños para favorecer a Chile. El resultado en cancha demostró que los pentacampeones no estaban para ese ardid.
Una cosa es arreglar un partido. Concertarse en la previa. A nivel de federación. Ofrecer dinero para perder, con resultados abultados y extravagantes. Otra cosa es, con el resultado en cancha, bajar el ritmo de un partido cuando el resultado ayuda a los dos equipos. Ha pasado, sigue pasando y pasará en el futuro. Si se ve feo, eso ya es otra cosa. No ha lugar en este caso.
Chile quedó fuera del Mundial. Duele, pero hay que asumirlo. Es primera vez en muchas décadas que una eliminación no encuentra la selección en el pozo más profundo. Hay una base. Desde ahí se debe empezar a construir. Y no llorar por supuestas confabulaciones que no vienen al caso.