Los Spurs sufren su segunda derrota seguida ante los Pacers
Un triple heroico del escolta lanza a los Pacers ante unos Spurs que suman dos derrotas seguidas. Pau Gasol, a gran nivel: 17+7+5+5.
Una de las (pocas) cosas que nunca han hecho los Spurs en esta era de excelencia que comenzó hace un siglo y uno ya no sabe cuándo acabará es comenzar una temporada 5-0. Nunca. Es curioso pero es así, y esta vez arrancaron en 4-0 (sin Kawhi Leonard y todavía sin Tony Parker) y parecieron tan indestructibles como siempre. Pero entonces se fueron al Este y después de arrasar Miami se dieron un tremendo costalazo en Orlando al que ha seguido una frustrante actuación en Indiana. Total, 4-2 a la espera de jugar en back to back en Boston y recibir en casa a los Spurs el jueves.
Quizá sea la lógica: sin Kawhi y Parker no era normal que los Spurs ganaran siempre. Siempre y a todo el mundo. Después de la hecatombe en Orlando, Popovich dijo que estaba pasmado por el mal partido de su equipo. Después del 4-0 Ginóbili había avisado de que no estaban atacando como un equipo dominante. Y eso, el ataque, falló en Indiana ante unos Pacers de enorme mérito, uno de esos equipos a los que esperábamos en las catacumbas y que están jugando mucho mejor y ganando mucho más que lo que estaba previsto. Y están 3-3 pese a la baja de Myles Turner.
Los Pacers se quedaron sin Paul George y decidieron ir al río, que es lo que hacen los perdidos. Nate McMillan ha soltado la cadena y los Pacers corren, tiran en cuanto pueden y se dejan la piel ante cualquier rival. Victor Oladipo y Domantas Sabonis nos están quitando algo de razón (muestra pequeña todavía) a todos los que nos hemos hartado de decir que el traspaso de Paul George había sido uno de los peores de siempre. El escolta terminó con 23 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias y un triple descomunal, tras paso lateral y con LaMarcus Aldridge encima, que valió el partido (para 95-94 a falta de 10 segundos). Sabonis anotó 22 puntos, cogió 12 rebotes y dejó un inacabable muestrario de energía que alimentó a su equipo cuando deambulaba sonado por el ring: 73-82 después de un parcial de 5-18 en los primeros cinco minutos de último cuarto. De ahí a un 9-0 (de 80-85 a 89-85) en un partido que acabó con un 24-12 y con dos disparos al aire de los Spurs: LaMarcus falló de dos con 95-94 y Mills de tres ya con ese 97-94 que no se movió.
En un partido que comenzó con los Spurs dormidos y evolucionó hacia un segundo tiempo en el que todos acumularon muchos fallos, dio la sensación de que los dioses del baloncesto premiaron al que más quiso la victoria, al que más fue al suelo a por balones divididos. Los Spurs tiraron mal (40% con un 32% en triples y un 72% desde la línea de personal) y jugaron a tirones salvo en ese buen tramo del último cuarto en el que parecían haber arreglado la tarde. Murray y Anderson tuvieron el día cruzado, Green solo apareció en los últimos minutos, Ginóbili y Mills estuvieron absolutamente irregulares (4/20 en tiros entre los dos) y los mejores minutos los pusieron LaMarcus (26+8 hasta el fallo final) y un Pau Gasol que sufrió mucho con las continuaciones de Sabonis y comenzó demasiado frío pero fue evidentemente a más: 17 puntos (7/10 en tiros), 7 rebotes, 5 asistencias y 5 tapones. Un poco de todo (un mucho de algunas cosas) y tramos de su mejor baloncesto de la temporada. Para nada porque los Spurs parecen estar en pleno aterrizaje tras un despegue alucinante. A ver qué pasa ahora en Boston, que luego asoman los Warriors…