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Hernández

¿Matiregreso?

¿Matiregreso?
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Recuerdo la última entrevista en serio de Matías Fernández. No las pocas frases sobre un partido específico en sus ocasionales paradas en las zonas mixtas o aún más esporádicas asistencias a las conferencias de prensa. Fue en octubre de 2015 para la Revista El Sábado de El Mercurio y, entre varias cosas, confesó que le gustaría retirarse en Colo Colo.

Por aquel entonces, Mati figuraba en Florencia y decía que le quedaban algunas temporadas por delante. A los pocos meses se enroló en el Milán y hoy, como sabemos, integra la amplia colonia de futbolistas chilenos en el Necaxa tras culminar un ciclo de 10 años en Europa y un lustro en Italia. A los 31 años todo hace indicar que su etapa en el viejo continente está cerrada y la pregunta es cuánto tiempo permanecerá en México antes de cambiar nuevamente de aire.

Fernández sería un extraordinario fichaje para Colo Colo. Si su contratación está en carpeta para reforzar a los albos en una eventual participación en la Copa Libertadores de 2018 llegaría en plenitud, completamente vigente, en una edad donde podría desplegar todos sus tributos técnicos sin que el físico sea un factor determinante. Más allá de las lesiones que ha tenido en su carrera –y, por ejemplo, lo privaron de jugar el Mundial de Brasil–, el calerano es un jugador que aún podría marcar diferencias a nivel continental.

La proyección natural de la carrera de Matías apuntaba tras Europa a una larga estancia en el torneo azteca o alternativamente a lo que en el viejo mundo se denomina como ligas de retiro. Es decir, una pasadita por China o Emiratos Árabes para un último gran contrato antes de aterrizar de manera definitiva en Macul. Por eso, si el Cacique clasifica a la fase de grupos de la Libertadores, Blanco y Negro tiene la plata y Fernández quiere venir estaríamos en presencia de un notabilísimo regreso al fútbol chileno.

De visita en Chile hace algunas semanas Gerardo Pelusso reparó en el alto promedio de edad de Colo Colo y puso en duda que pudiera ser competitivo en la Libertadores si no rejuvenecía el plantel. Con Matías, el Cacique no bajaría la media, pero ganaría en calidad, experiencia y un sólido especialista en pelotas detenidas. La inserción, consolidación o fichaje de jugadores jóvenes puede ir por otro carril. El ex técnico de la U tiene razón. Es un punto a revisar. Guede promovió jugadores de la cantera, pero está por verse si Suazo, Morales, Villanueva y otros están preparados para la arena internacional y, además, si el técnico bonaerense permanecerá al mando. Con todo, Matías es un jugador incuestionable más allá del entrenador de turno.

Después de ganar el título de mejor jugador de América hace poco más de una década se pensó que Fernández tendría un futuro esplendoroso en Europa, codeándose con la elite y formando parte de los mejores equipos del mundo. No llegó tan lejos, pero tampoco fue un jugador del montón. Cumplió con dignidad, teniendo algunas temporadas mejores que en otras, en equipos de mitad de tabla hacia arriba. ¿Le faltó mayor personalidad? ¿Dureza sicológica? Quizá. Pero habría que saber muy poco de futbol para minimizar su carrera. Nadie juega 10 años en Europa si no es un muy buen jugador.

Luego de que en 2017 se verificara la mayor concurrencia a los estadios de los últimos 36 años, un eventual retorno de Fernández y la reedición de su sociedad de 2006 con Jorge Valdivia sería un enorme atractivo para el público futbolero y colocolino, en particular. Si el Cacique arrastre una deuda de una década sin superar la fase de grupos de la Libertadores con Matías estará más cerca del objetivo. Esperemos se dé.