Irving y Brown, al rescate de los Celtics: 15 victorias consecutivas
Otra remontada de Boston para igualar su mejor inicio de temporada de siempre. El rookie Tatum, clave para acabar con unos buenos Hawks.
¡Sigue la fiesta de los Celtics! Otra vez volvieron a remontar —los Hawks llegaron a dominar por 16 en el primer cuarto (31-15)— y ampliaron a 15 victorias consecutivas su racha. La quinta mejor en la historia de la franquicia más laureada de la NBA (igualan a los Lakers como los únicos equipos con una ráfaga de triunfos similar en cinco temporadas distintas) y la segunda mejor en los últimos 35 años. Están a cuatro de llegar a las 19 firmadas en la 2008-09 por los Celtics de Paul Pierce, Kevin Garnett, Ray Allen, Rajon Rondo y compañía. Viendo su nivel de confianza y calendario (en sus siguientes compromisos tienen que visitar Dallas, Miami, recibir a los Magic, viajar a Indiana y medirse a los Pistons en casa), empieza a no ser descabellado pensar que llegarán a las 20 y firmarán su mejor racha de siempre. De momento, ya han igualado el mejor arranque de campaña del equipo. Es la octava vez que alcanzan 15-2 de balance. Líderes en solitario de la 2017-18. Quién lo iba a decir cuando Gordon Hayward se fracturó la tibia izquierda a los 6 minutos de arrancar el curso. Hay que aplaudir a Kyrie Irving, Al Horford, Jaylen Brown, Jayson Tatum, Marcus Smart y compañía pero, sobre todo (y mucho) a Brad Stevens.
Repasada la catarata de datos, vayamos con el partido. En la víspera el propio Stevens había advertido que no siempre podrían remontar desventajas de dos dígitos. El toque de atención a sus pupilos no funcionó y con un acierto increíble (64,7%), los Hawks (con 19 tantos entre Kent Bazemore y Taurean Prince) cerraron el primer periodo con un 35-20. Ya dijimos que llegaron a dominar por 16. Y por cuarta vez en lo que llevamos de curso y tercera en los últimos 5 duelos, los verdes remontaron esa cantidad de puntos. Su defensa reapareció en el segundo acto para acabar acabar dejando a Atlanta por debajo de los 100 (13ª vez en 17 partidos que los consiguen) para apuntarse el triunfo (99-110) con Irving (30 puntos, 4 rebotes y 5 asistencias) y Jaylen Brown (sus 27 tantos suponen un nuevo career high y por primera vez en su carrera enlaza dos noches llegando a la veintena) como estiletes.
El dúo firmo una primorosa segunda parte en la que aportaron 36 puntos con un solo fallo en el lanzamiento (12/13 en tiros de campo —solo Brown falló un triple, 5/6— y 7/7 desde la personal). Simplemente brutal. Aunque a la hora de explicar cómo los de Massachusetts doblegaron a Schröder (23 y 9 asistencias) y al rookie John Collins (18+7) sería injusto olvidarse del tercer cuarto de otro novato, Jayson Tatum. En dicho periodo, el ex de Duke dejó un par de mates bestiales y anotó sus 14 puntos. Gracias a él y a Brown (el futuro está asegurado en Boston con estos dos) los Celtics recuperaron el control.
Los de Budenholzer nunca bajaron los brazos, pero acabaron claudicando como ya hicieran un hace un par de semanas ante el talento de Irving. El base, de nuevo con máscara, mató el partido con su calidad. Esa que le permite irse a los 30 puntos con apenas 12 tiros de campo intentados (10 convertidos). El primer jugador de Boston que llega a la treintena con un 80% desde Paul Pierce en 2012. Y sus Celtics siguen ganando y acaparando elogios.