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Beñat y el paladar cruzado

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El hincha de Universidad Católica es exigente. Le gusta el fútbol bien jugado y le desagrada el pragmatismo. Mario Salas cumplía con los requisitos para gustar y encantar al hincha pero, pese a su histórico bicampeonato, nunca llenó por completo el paladar futbolístico. Algo le faltaba. Tal vez ni el Comandante ni los propios fanáticos logren descubrir qué era lo que los distanciaba.

Hoy comienza una nueva era. Beñat San José fue el elegido y, seguramente, los cruzados no recuerdan mucho cómo era ese Antofagasta que dirigió. Quizás muchos piensen que ser bicampeón en Bolivia con el equipo más poderoso no es gran mérito, pero sí hay un hecho concreto: el español sabe adaptarse a los equipos, con sus circunstancias y sus obligaciones.

Su objetivo con los Pumas era mantener la categoría. Y para eso armó un equipo sólido, que fue capaz de sumar puntos independiente de la estética. Dispuso jugar con tres centrales –uno de ellos fue Branco Ampuero, hoy en la UC- y dos laterales criteriosos a la hora de subir. Su equipo era ordenado y contaba con Hugo Droguett como su estandarte ofensivo. Así, en silencio y sin mucho verso, logró lo que quería con Antofagasta. E incluso clasificó a la liguilla por la Copa Sudamericana.

En Bolivia se hizo cargo de uno de los elencos más grandes y él fue consciente de lo que asumía. Debía salir a atacar y a ganar todo. Y lo pudo hacer. Se llevó a Gastón Sirino, quien se transformó en su "Droguett" y apostó en la portería por el mismo arquero que tanto le rindió en Antofagasta: Matías Dituro. Para los goles fichó a otro probado, el porteño Ronnie Fernández.

Así, con la forma de juego que debe tener un equipo grande, logró su primer torneo. Y hace poco repitió. En el último título, Bolívar jugó 22 partidos, sumó 12 triunfos y solo cuatro caídas. Su equipo fue el tercero menos goleado y el tercero más goleador. Otra vez cumplió. Y fue con un equipo con exigencias muy diferentes a las de Antofagasta.

“Siempre he pensado que la táctica debe estar al servicio para explotar el talento de cada jugador. El sistema dependerá del plantel que tengas”, dijo San José en una entrevista con AS el año pasado. Ahí dejó claro cuál era su bandera: la adaptabilidad.

En la UC se encontrará a una fanaticada molesta por la paupérrima campaña y por estar fuera de todos los torneos internacionales. Será un equipo obligado a ganar algo y a saciar el exquisito paladar cruzado. Beñat ya demostró dos veces que siempre encuentra la fórmula para cumplir el objetivo.