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Un Matador nació en Nochebuena

Para quienes fuimos adolescentes en la década del 90, el nombre de Marcelo Salas estará siempre conservado en un sitio especial de los afectos. Como sólo consiguen los enormes jugadores, el zurdo traspasa con creces las camisetas que defendió para convertirse en un futbolista de todos. Obviamente los hinchas de la Universidad de Chile, de River Plate y de la Lazio sienten al Matador como propio y tienen derecho a hacerlo. Pero su estela goleadora abarcaba mucho más que equipos puntuales.

Salas es un elegido por muchas razones. Porque se puso la camiseta de un grande de Chile y no necesitó tiempo de adaptación para destacar. A los 18 años lo veías jugar y te dabas cuenta de inmediato que eras testigo de un jugador diferente. Porque a los 19 años salió campeón con la U, que llevaba un cuarto de siglo sin dar la vuelta olímpica. Ese año hizo 27 goles. De no ser por el extraordinario registro del Beto Acosta (33 goles), habría sido el artillero del certamen.

Salas es grande porque en River la rompió. Fue el mejor de todos en un equipo plagado de crack. El Monumental cantaba chileno cuando ponía un pie en la cancha. Hasta hoy existe veneración por el Matador. Muchos de quienes hoy visten la camiseta banda sangre crecieron con un póster del delantero en su cuarto.

Salas es grande porque la Lazio había sido campeón una sola vez antes de su arribo. Y se cansó de meter goles. Otra característica suya era que en los partidos claves jugaba mejor, cuando más se esperaba de él, mejor rendía. Marcelo Salas no hacía el quinto o sexto gol. Hacía los dos primeros.

Salas es un grande porque por Chile las hizo todas. Comandó junto a Iván Zamorano la mejor dupla de delanteros que defendió a la Roja. Eran temibles. De verdad. Las defensas rivales tiritaban cuando estos dos se metían dentro del área.

Salas es un grande porque jugó un Mundial y marcó cuatro goles, después de 16 años en que Chile fue el paria de las selecciones. Por tramposos. No se nos olvide.

Salas es un grande porque cuando vas a Europa y dices Chile, aún se hincan con la rodilla al suelo y el dedo arriba, imitando su gesto goleador.

Salas es un grande porque nos hizo festejar, celebrar y sobre todo creer.

Salas es un grande porque, a mí gusto, es el mejor delantero chileno de todos los tiempos.

José Marcelo Salas Melinao nació en la Nochebuena de 1974. Hasta para eso fue un grande.