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Una década sin JM

Una década sin JM

Julio Martínez fue periodista antes que existieran las escuelas de periodismo. Pertenece a ese grupo de talentos fundacionales, cuyo efecto atravesó las edades, los grupos sociales y las camisetas. Julio Martínez entendió, antes que nadie, que el fútbol no es sólo fútbol. Comprendió que el respeto por la pelota no es más que el reflejo de nosotros mismos. Don Julio fue un pionero en describir que nuestra biografía es la que entra a la cancha. Cuando amamos una camiseta, amamos nuestro origen y queremos proyectar ese cariño en nuestros hijos, en nuestro porvenir.

Don Julio hoy no sería valorado. En tiempos de redes sociales sería presa de la policía tuitera, la que insulta, busca los errores, se burla de la apariencia física. Lo tratarían de tibio, porque no decía groserías ni era polémico. No le interesaba hablar más fuerte que el resto. Pese a ser muy crítico, a veces corrosivo, don Julio era respetuoso, cuidaba el lenguaje. No usaba sus medios de comunicación para enviar recados. Hoy a don Julio lo harían pedazos porque era hincha de Unión Española y algunos creen que los periodistas pierden el equilibrio por amar una camiseta. O dirían que no era realmente de Unión Española, sino que era una chapa para esconder su cercanía a uno de los grandes. Porque en Chile tienes que ser hincha de uno de los grandes, sino no te creen. A don Julio le dirían que nunca jugó a la pelota, que no tenía idea de fútbol.

Don Julio le puso pantalones largos al periodismo deportivo. No hablaba sólo de fútbol ni de deportes. Era la voz de la clase media chilena. Una clase media muy diferente a la actual. Ilustrada. Republicana. Respetuosa. Conocedora de sus deberes y derechos. Escuchar a don Julio era oír a nuestros abuelos, algunos con muy poca instrucción, a veces sólo con educación básica, pero tremendamente cultos. Julio Martínez representaba a un chileno que no era medido por sus niveles de producción. Era una época en que los chilenos valorábamos la palabra bien dicha, el texto bien escrito, la historia bien narrada. No importaban tanto tu promedio de notas, cuántos puntos sacaste, el auto que tienes o el sueldo que recibes a fin de mes. Don Julio hoy no sería millonario. Ni tendría muchos seguidores en tuiter. Lo sacarían pronto del aire, porque no marcaría mucho rating y en tv vale la audiencia, la apariencia y la polémica.

Don Julio representaba el sentido común, un atributo cada vez más escaso. ¿Cómo es eso que un señor se va a comprar un club o un estadio?, decía a propósito de una eventual venta de su amada Unión Española. ¿Cómo es posible comprar hinchas, pasiones, amores, fracasos y victorias, como quien compra una camisa?, dijo. Pero así es el Chile actual don Julio. Todo se vende. Todo se compra. Todo se transa. La educación. La salud. El transporte. Los caminos. Los puentes. La vida. La muerte. Y el fútbol. Se vendieron casi todos los clubes. El mío no. Curicó Unido es un sobreviviente y no me canso de decirlo y repetirlo. Sigue siendo nuestro. Como lo fue Unión. Como lo fueron todos.

Muchos crecimos mirando a don Julio. Los goles con el Pelao Martínez era un clásico imperdible. Generaciones de compatriotas reconocían su nombre, su figura y su estilo. Don Julio no escribía libretos. Improvisaba todo, con un nivel de oratoria incomparable. Único. Insuperable.

Don Julio Martínez Prádanos falleció el 2 de enero del 2008. Hace diez años.