Kevin Durant rescata a los Warriors tras la lesión de Curry
El base se volvió a torcer el tobillo derecho y no pudo regresar al partido. No viajará con el equipo y se perderá los partidos contra Blazers y Wolves.
Los Spurs lo hicieron todo bien, pero no tienen a Kevin Durant. Así se podría resumir un partido en el que los de San Antonio volvieron a sorprendernos y el tobillo de Stephen Curry disparó de nuevo todas las alarmas de la Bahía. El base se torció el tobillo derecho en el primer cuarto, el mismo que se había torcido ante Atlanta hace seis días, y no regresó al partido. Su estado es day-to-day, dijo Steve Kerr, pero no viajará hoy con el equipo. Se perderá como mínimo los partidos contra Blazers (hoy) y Wolves (domingo).
Vamos con el partido, que fue de LaMarcus Aldridge y de Gregg Popovich hasta que apareció ese asesino que lleva dentro Kevin Durant. El planteamiento perfecto de los Spurs puso en evidencia por momentos la falta de movimiento en el ataque de los Warriors y también una transición defensiva que dejó mucho que desear. Los locales salvaron los muebles con una serie de tapones impresionantes (cuatro de Durant, cuatro de McGee, dos de Green y 12 totales), pero los errores estaban ahí; Popovich los había encontrado.
La defensa de los Spurs siempre está ahí, te obliga a pensar un movimiento más. Pero lo cierto es que el ataque de los Warriors tuvo pocos momentos de lucidez. Sin Curry, con un Klay Thompson negado desde la larga distancia (5/16, 1/5 en los triples) y las bajas de Iguodala, McCaw y Jordan Bell, los locales sufrieron durante todo el partido para encontrar su ritmo ante la seriedad y la constancia de los Spurs. Algún triple de Nick Young, un mate de Casspi, varios highlights de McGee... Pero cero ritmo.
En el otro lado, Bertans, Murray, Parker y Kyle Anderson (qué partido el suyo: 12+11+4 y cinco robos) aprovechaban cada resquicio para sumar. Un rebote ofensivo, un corte por línea de fondo, un triple desde la cabeza o la canasta de toda la vida del base francés. Detalles que arropaban a un LaMarcus Aldridge sencillamente sensacional. Golpeó sin parar a los Warriors (30 puntos) mientras se hacía fuerte en el rebote (17 capturas).
--Pau Gasol fue baja con un golpe en el hombro--
Pero entonces, cuando parecía que los Spurs tenían la campanada en el bolsillo, apareció el asesino, apareció Kevin Durant. El alero anotó 14 puntos seguidos de los Warriors en el último cuarto que borraron de un plumazo la ventaja visitante. Acabó con 37 tantos, 11 rebotes, cuatro pases de canasta y cuatro tapones. Imparable. Decisivo.
Los Spurs lo hicieron todo bien, pero no tienen a Kevin Durant.