ADN RadioConcierto Radio
NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

González

¿Qué aporta Palermo?

Actualizado a
¿Qué aporta Palermo?
FELIPE ZANCA/PHOTOSPORT

Martín Palermo fue un gran goleador, de los más recordados de Boca Juniors, uno de los equipos más importantes del mundo. Sus anotaciones le dieron títulos nacionales e internacionales a los xeneizes y su historia de superación ha sido retratada en distintas plataformas. Todo muy bien, pero eso no es lo único que se necesita para ser un buen entrenador.

Desde su arribo a Unión Española, a mediados del 2016, los rojos han peleado el torneo e incluso estuvieron cerca de amagar a Colo Colo a fines del 2017 ¿Cómo? Con un juego defensivo, pragmático, defensivo –sí, otra vez- y reactivo. Si lo hiciera un técnico chileno hoy sería lapidado en la Plaza Italia.

¿Palermo ha entregado algo novedoso? No.

Otros entrenadores extranjeros han mostrado algo diferente en este mismo momento del fútbol chileno, como Nicolás Larcamón, hoy en Huachipato, y de buena campaña el 2017 con Antofagasta. El problema que el ídolo de Boca ni siquiera ha logrado objetivos mínimos, resultados que estrategas chilenos sí lograron en el mismo cuadro rojo.

Fernando Díaz, Héctor Pinto y Luis Hernán Carvallo, por nombrar sólo a tres, consiguieron grandes cosas con los rojos. Si alguno hubiera empatado o perdido con Sport Huancayo en una Copa Sudamericana, incluso apostando a ser más protagonista, lo más seguro es que les habrían entregado el sobre azul. ¿El factor de la altitud? El 2006, Unión Española derrotó 1-0 a The Strongest en La Paz, por la Copa Libertadores.

¿Podrá mostrar algo más Martín Palermo? ¿Podrá ser un aporte técnico al medio chileno? Difícil. En Godoy Cruz, Arsenal de Sarandí y ahora con los hispanos, ha mostrado el mismo estilo, imitado de su maestro Carlos Bianchi, pero sin poder dar en el clavo. Nada muy distinto a lo que ya hicieron otros ilustres del pasado, como Guillermo Páez o Luis Santibáñez. Sí, así de extremo.