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No es culpa solo de un mal arbitraje

Héctor Jona fue el encargado de arbitrar el duelo entre Universidad de Concepción y Colo Colo. Dirigió mal. Pésimo. Debió expulsar a Luis Pedro Figueroa. El lateral de la Universidad de Concepción tenía tarjeta amarilla y corta una jugada de riesgo con una mano evidente. Era la segunda amarilla. Lo perdonó. Inteligentemente el técnico del Campanil, Francisco Bozán, lo dejó en el vestuario en el segundo tiempo para no exponerlo. Y le resultó.

Jona cobró un penal cuya imagen seguro dará la vuelta al mundo en los recuentos de chascarros. Porque Jean Meneses, quizás el mejor jugador de los amarillos, se lanza de manera burda, grosera, hilarante. No daba ni para duda. No sólo no era falta, correspondía amarilla por simular para el delantero. pero Jona lo cobró y Manríquez marcó el 2-1.

El desempeño del juez fue muy malo, los arbitrajes en el medio nacional siguen siendo malos, muy malos, pésimos en algunos casos. Y es preocupante. Lo que ocurrió entre Vallenar y Melipilla parecía ser el punto final de esto. Pero no ha terminado. Los errores siguen. Crecen. Seguimos en el pozo sudamericano a nivel de clubes, pero también a nivel de referí. Eso es claro. Indesmentible.

Pero no es la única razón por la que perdió Colo Colo su partido contra la Universidad de Concepción. En un partido que parecía controlado, chato, anodino, sin profundidad de ninguno de los dos equipos, los albos habían desnivelado por la exclusiva jugada de Octavio Rivero. Muy poco. Poquísimo. Después de esa, el equipo de Guede no llegó más a la portería contraria.

Es cierto, lo tenía controlado. Colo Colo dejó fuera a jugadores importantes. Carmona, Baeza, Barroso, Valdivia, Paredes. El desgaste de la Copa Libertadores y en La Paz le pasó la cuenta. Pero a la hora de los cambios, en la lectura del partido, con los jugadores con los que contaba, llama la atención que no ingresaran hombres como Carvallo, Maturana, Fierro. Orellana entró sobre el final, con la leche cocida. Jugó al borde de la cornisa. Apostó y no le resultó.

Pablo Guede insinúa que hay una persecución contra Colo Colo. Cuenta los errores en su contra y tiene razón, pero su visión es incompleta, porque no cuenta las veces que los jueces se equivocan, pero a favor de su equipo. El punto de fondo, el que parece que nadie quiere profundizar, es el nivel del referato. Los árbitros chilenos no son escogidos para arbitrar en las Copas Internacionales. Cometen errores groseros contra todas las camisetas. Errores suyos dan la vuelta al mundo. Como la final Vallenar-Melipilla, como el histriónico piscinazo de Meneses. Pero no creo que haya un complot para afectar a un equipo en particular. Menos a los equipos grandes. Cosa de revisar el historial.

El análisis debe considerar variantes del juego. Por ahí se parte. Por la pelota. Dura noventa minutos un pleito. Y 30 fechas el campeonato. No depende de un sólo cobro. Sea a favor o en contra.