¿Qué pasó con el vértigo?
Hasta hace poco era la única manera posible de jugar. Cualquier técnico que osara probar otra fórmula era inmediatamente defenestrado por los sabios del templo. Si no atacabas permanentemente, si no jugabas con muchos delanteros, si no ponías más atletas que futbolistas, eras calificado como añejo, vetusto, dinosáurico. Nos dijeron que el vértigo era el único método. Nos dijeron que el vértigo era ser ofensivo. Nos dijeron que marcar era de ratones. Puras conclusiones tajantes que tienen mucho de discurso y poco de cancha.
Ser vertical no es necesariamente ser ofensivo. Eso es lo primero. Hay equipos que trataban de jugar directo y generaban poco riesgo, hacían pocos goles, no controlaban el partido y encajaban un montón.
Buscar un equilibrio no es ser defensivo. Armar los equipos en relación a tus futbolistas, no solo es lo adecuado, es lo responsable. No sacas nada con tratar de imponer un ideario que no vaya acorde a tu plantel. Y ahí está el fondo del asunto. En los torneos largos (porque estamos hablando de un campeonato de 30 fechas), la clave para pelear el título es la confección del plantel. La diferencia la marcas en ese diagnóstico. Leer correctamente la materia prima, los atributos y defectos, y salir a buscar lo que necesitas. Podríamos decir que en ese proceso y en la pretemporada es donde te juegas la carrera por el título. Después, las cartas están echadas. Y dificílmente habrá demasiadas sorpresas.
Universidad de Chile es un equipo que privilegia el orden y la estabilidad defensiva. No escucho a quienes hablaron de crisis tras perder en el debut con Unión Española. Universidad Católica administra los partidos. Cuando anota el primero, es difícil ganarle. Cuando fue en desventaja por primera vez en el certamen, contra Colo Colo, no pudo dar vuelta la historia. Los albos, que tienen un plantel destacado, tampoco son un equipo de vértigo incombustible. Suelen ceder la presión del juego cuando van ganando, camina por la cornisa pero en general lo saca adelante. Ya no come vidrios Pablo Guede.
Miremos el resto. Unión Española, Curicó, Calera, Antofagasta, Temuco, Palestino, Universidad de Concepción. Con mejores o peores arranques de torneo, equipos que buscan el equilibrio y tratan de jugar en relación al material con el que cuentan. Dejo aparte a O'Higgins. La propuesta de Gabriel Milito encuentra en jóvenes futbolistas lo más parecido al vértigo del que tanto hablan muchos. Tiene los intérpretes adecuados. No sé si hemos visto un equipo más veloz que el celeste en el inicio del torneo. Lo mismo Huachipato. Larcamón tuvo en Antofagasta un equipo que se cimentaba en la solidez defensiva. Ahora en Talcahuano tiene un once que destaca por su capacidad de gol. Un desdoblamiento interesante, pero con una idea común. Potenciar lo que tienes, no imponer un concepto. Convencer y no asignar. Lo mismo con Everton. Aunque el arranque no ha sido positivo, Vitamina Sánchez sigue con una idea que le rindió dividendos en todos los equipos que ha dirigido.
Si tienes el plantel del Manchester City, juega como el Manchester City. Si no es así, no te cierres a una sola idea. Por eso el fútbol es el juego más hermoso de todos. Porque tienes muchas formas diferentes de ganar. Porque aparte de los tramposos, no hay malos ni buenos. Porque sigue mandando la pelota.
Enhorabuena.