El Mecanismo
El Mecanismo es una notable serie brasileña que emite Netflix. Está inspirada en el origen del caso Lava Jato. Describe como los entrampados poderes económicos en Brasil terminan contaminando todas las esferas. Política, millonarios, policía, fiscales, empresarios medianos, medios de comunicación, incluso la forma de operar de los trabajos más artesanales. Todo. Porque lo importante no son los montos en dinero ni los sobornos millonarios. Lo realmente dañino es el mecanismo para conseguir el poder.
El mecanismo es lo que afecta las instituciones del fútbol chileno, graficadas esta semana en Colo Colo y en el regreso de Gabriel Ruiz Tagle a la testera de Blanco y Negro. Cambie los nombres y el color de la camiseta y verá que el mecanismo es idéntico. Cambie la pelota de fútbol por una sala de colegio, una camilla de hospital, un peaje en la carretera, un féretro en un cementerio y verá que lo que se reitera es, otra vez, el mecanismo.
Porque en Chile un dirigente como Gabriel Ruiz-Tagle puede volver al fútbol. Cerebro de la colusión del papel higiénico, una maraña que generó que por años todos los chilenos pagáramos el doble y triple por un producto de uso diario. En Chile la legislación permite que las empresas que realicen estos fraudes después puedan autoinculparse, buscar una salida alternativa, prometer un monto compensatorio, no pagarlo y que no les pase nada. Nada. Pese a que los estatutos de la ANFP sancionan a los dirigentes que mantengan vínculos con barristas, en el caso Ruiz-Tagle esto resulta ser letra muerta. Sus nexos con la barra brava de Colo Colo fueron reconocidos por ambas partes. En Chile pueden sentarse en una mesa a conducir el club más popular de todos, un empresario cerebro de la colusión, otro involucrado en el caso Cascadas, el abogado de un reconocido sacerdote abusador. ¿Por qué? Porque pueden.
El espíritu insaciable es lo que no deja de sorprender. Ya son propietarios de todo. De la educación, de las carreteras, de los hospitales, de los medios de comunicación, de la vida y de la muerte. Pero el hambre insaciable de poder los llevó al fútbol. La pelota es transversal. Llega a todos y eso genera dividendos económicos y políticos. Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Horacio Cartes en Paraguay, son ejemplos de aquello.
El mecanismo se reproduce. Se regula. Y tiene la habilidad de camuflarse. Se esconde en un clásico ganado, en un gol convertido, en una vuelta olímpica, en una entrada de cortesía, en un nuevo director deportivo, en un técnico carismático. Porque la pelota es mágica. Todo lo puede.
No se equivoque. El problema no son sólo los nombres. Es el mecanismo. A ese cambio hay que apuntar.