Yo vi jugar a Paredes

Esteban Paredes lleva 200 goles en Primera División. Y contando. El récord de Chamaco Valdés de 215 celebraciones aparece a la vista. Ya no es una meta inalcanzable para el zurdo. Su nombre es parte de una leyenda, esas historias que se guardan en el cofre de los recuerdos atesorados y que traspasan el color de las camisetas. Paredes, ídolo del Cacique, es un jugador respetado por los otros colores. Como los grandes futbolistas. Como Salas, como Caszely, como Nino Landa, como Fabbiani. Unos los festejan, otros lo sufren, pero todos lo respetan.

La carrera de Esteban Paredes no siempre estuvo en la cima. Recién a los 29 años llegó a Colo Colo. En Macul encontró definitivamente su lugar en el mundo. Hizo goles en Santiago Morning, en la Universidad de Concepción, en Cobreloa, pero fue con los albos donde estalló un goleador de clase histórica. Quizás nadie imaginó, hace una década, que estaría a un suspiro de alcanzar un registro tan legendario como era el propio Chamaco.

Las diferentes generaciones son bendecidas al ser testigos de algunos futbolistas especiales. Lamento no haber visto jugar a Elías Figueroa en una cancha. Cuando escucho el relato de sus proezas masticó la rabia porque me lo perdí. Como me perdí a Leonel. A Eladio. Al Sapo. A Cuá Cuá. Pero vi a otros grandes. Vi al Matador Salas. Vi al Beto Acosta. Al Pipo. A Merello. A Letelier. A Superman. Al Coto. Al Tunga. A Caszely. A Lucho Martínez (el mejor de todos). Y cuando sea viejo, más viejo de lo que soy, podré decir que vi jugar a Paredes. un delantero de otra madera.