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La verdad incómoda de la UC

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La verdad incómoda de la UC
ANDRES PINA/PHOTOSPORT

Los números de la Universidad Católica en este torneo son incuestionables en las primeras 12 fechas. Diez partidos ganados, un empate y apenas una derrota. Le han convertido siete goles. Pese a esto, llueven las críticas al equipo de Beñat San José. Llamativo. Dudo que si otro equipo de la competencia registrara estas cifras sería tan cuestionado como la UC.

¿Por qué?

Buscar la respuesta nos obliga a entrar en un terreno incómodo, sobre todo para los medios de comunicación y para el hincha que cree que el mundo real es el de las redes sociales. Una respuesta que tiene mucho de prejuicio, de verdades absolutas, de dogmas, de fundamentalismo futbolero. Se instaló hace un tiempo un discurso que aplaudía una sola manera de jugar. Aquella que tenía a Marcelo Bielsa como estandarte y a Jorge Sampaoli como bandera de lucha. Y está muy bien, es lógico, uno no puede hacer otra cosa que abrazar un ideario que dejó a Chile en la élite del fútbol mundial, como nunca antes. Los originales, Bielsa y Sampaoli, merecen el mérito y el agradecimiento, si me permite el término, por cambiar la forma de ver el fútbol y también la vida en este lado del mundo.

Estos dos grandes entrenadores no sólo tenían la idea original, sino que entrenaron a los futbolistas originales, los precisos para esa idea de juego. Con los intérpretes adecuados la orquesta tocó su mejor partitura.

Pero ya no están los originales. Ni lo entrenadores ni esos futbolistas. Y esto no es malo por definición. Ni peor. Es otra manera de jugar, de entender cómo se afronta el fútbol desde una óptica diferente. Si el Real Madrid, doce veces campeón de Europa y otra vez finalista, cuida un empate contra el Bayern Munich en casa, es una señal para observar con detención.

Durante muchos años el medio futbolístico se amarró a una sintonía. Defender causas ganadas es sencillo. Todos estaremos a favor de atacar, de hacer muchos goles, de correr riesgos, de ir hacia adelante siempre. Pero los resultados de nuestros clubes a nivel internacional demuestran que acoger esos sistemas no es sinónimo de éxito en competencias de mayor linaje. Cuando juegas la Libertadores o la Sudamericana con ese estilo, sin tener los jugadores adecuados, es probable que pierdas. Ni siquiera te quedas con la buena imagen. Terminas eliminado y con muchos goles en la canasta.

¿Da lo mismo perder 7-0 que 1-0? No pues. En torneos cortos, en llaves de eliminación directa no da lo mismo. El ejemplo de la Universidad de Chile está aún fresco.

Pocos han comprendido que la verdadera herencia de Marcelo Bielsa y Jorge Sampaoli no está en el sistema de juego. Está en el rigor, en el conocimiento propio y del rival, en los entrenamientos intensos, en la ética del trabajo, en la convicción. Si juegas con tres defensas, cuatro volantes o tres delanteros, es una decisión que dependerá del tipo de jugadores que posee tu plantilla. No es un mandamiento.

Eso lo entendió Beñat San José desde que llegó a Universidad Católica. ¿Juega mal la UC? No. Juega bien. Muy bien. Para lo que tiene lo hace excelente.