Llegó el momento de Kudelka 

Las primeras semanas de Frank Kudelka como técnico de Universidad de Chile fueron extrañas. Pese a ganar todos los partidos en las llaves de la Copa Chile, la sensación del medio -y sobre todo de los hinchas- es que los azules mostraron ante La Serena, Deportes Colchagua y Cobreloa, falencias muy similares a las del periodo de Ángel Guillermo Hoyos.

Como bien lo explica Pablo Ortega en un artículo de análisis publicado en AS, a la U le cuesta recuperar el balón, especialmente en la reconversión defensiva. Las miradas se centran en el trabajo de los zagueros y el volante central, pero lo cierto es que varios de quienes han jugado no tienen las características para realizar ese trabajo.

En la mitad de la cancha, por ejemplo, David Pizarro y Gustavo Lorenzetti mantienen su calidad cuando tienen la posesión del balón. Sin embargo, les cuesta a la hora de transitar de la faceta ofensiva a la defensiva. Lo mismo pasa con Jean Beausejour y especialmente con Matías Rodríguez. El argentino jamás fue un gran defensor y su mérito era la intuición para aparecer en ataque. Una cualidad en la que hace rato no marca diferencia.

En ataque, la deuda también es de arrastre. Kudelka ha insistido en jugar con dos punteros y un delantero centro. Funcionó en el debut ante La Serena con Francisco Arancibia, Mauricio Pinilla y Yeferson Soteldo, pero cuando faltó alguno, la construcción de juego se resintió. ¿La razón? Tuvo que apelar a jugadores como Leandro Benegas y Yerko Leiva que no son especialistas por la banda.

Pese a ello, Universidad de Chile dio muestras de avance en este período. Ganó partidos que hace algunos meses perdía, recuperó a Francisco Arancibia, consolidó a la dupla Vaz-Jara en defensa, y, quizás, lo más importante, está disfrutando el proceso de maduración de Ángelo Araos.

Las chances de la U para pelear el Torneo Nacional están intactas. Pasó la adaptación de la Copa Chile y se acabó así la inducción para Frank Darío Kudelka. Ante Huachipato este domingo, llegó el momento de que aparezca el Señor K.