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Jugar bien o ganar, el falso debate

Usted y yo seguramente hemos escuchado esta sentencia muchas veces. “Prefiero jugar mal y ganar, a jugar bien y perder”. Esta frase tiene capítulos complementarios como “prefiero ganar medio a cero, con un gol con la mano, anulado. Lo que sea, pero ganar”. Este tipo de oraciones nos conducen a un debate falso, a premisas que no son reales. Nos llevan a confundir conceptos y llevar la discusión a veredas donde el resultado está por sobre cualquier análisis.

Jugar bien o ganar, es un chocolate envenado. Porque este debate no considera un elemento central. Todos quieren ganar. Todos. Los equipos que intentan formar un modelo de juego, una identidad propia, los que tratan de cuidar la pelota, atacar, poseer dinámica, jugar hacia adelante, también quieren ganar. ¿O alguien cree que quieren jugar bonito y perder? Los que defienden, son más conservadores, esperan para jugar de contra, buscan el mismo objetivo. A menudo se instala la conversación en veredas opuestas, cuando no es así. ¿Prefieres jugar bien o ganar? Ambas pues, obvio. ¿O acaso el jugar bien es contradictorio a ganar? ¿En qué momento se distanciaron esos conceptos que deberían estar ligados siempre?

Una pregunta diferente es qué significa jugar bien. Esa es más difícil de contestar, aunque hay ciertos rasgos que se mantienen. Con todos los modelos de juego se ha ganado y perdido. Hay entrenadores que tiene un esquema y lo mantienen donde quiera que vayan. Otros construyen a partir de lo formado. La UC de Quinteros ha mostrado astutas señales en ese sentido. El nuevo técnico le ha dado su impronta, pero no armó todo de cero. Mantuvo una base de juego. Lo mismo Ivo Basay con Palestino. Con el Gallego Méndez el equipo no jugaba mal, pero no ligaba resultados. El exdelantero ordenó el asunto, simplificó ciertas misiones en la cancha y le dio ese carácter que le faltaba. Unión La Calera de Meneghini hizo el partido que tenía que hacer ante el Chapecoense. ¿Jugó lindo? No. ¿Jugó bien? Sí y no sólo por clasificar. Jugó bien porque propuso una respuesta a la dificultad que le entregó el partido y condujo el juego a esa idea. Pudo quedar eliminado en el último minuto por un gol errado del conjunto brasileño, pero el análisis de la propuesta no cambia. No debería, al menos.

El miedo a perder nubla el juego y, sobre todo, sus posteriores reflexiones. Por lo mismo se evalúa como positivo cada equipo que gana y suma puntos y como un desastre el quedar eliminado o perder. Y no siempre es así. Lo inquietante es que la tendencia se inclina cada vez a separar estos dos conceptos que deberían estar unidos, jugar bien y obtener resultados.

Un ex arquero de la Universidad de Chile que tenía apodo de superhéroe una vez me dijo “los planteles siempre tienen futbolistas para tratar de jugar bien al fútbol, con una identidad. A veces los técnicos prefieren no hacerlo, pero siempre se puede”. Gracias por la reflexión Superman Vargas. No la olvidaré.