Mi amigo Alexis
No me subiré ahora a un carro que no es mío. Soy de los que tenían dudas respecto al funcionamiento de Chile. No a la calidad de los jugadores sino al soporte colectivo. Tenía dudas sobre el momento futbolístico en que llegaba el plantel a esta Copa América. El debut sirvió para respirar aliviados. La Roja está con vida. Ante un rival de tono menor como es Japón, sacó las diferencias necesarias para disipar ciertas dudas y ganar confianzas.
El gran déficit de la era Rueda era la falta de gol. En 90 minutos metió cuatro. En el primer partido por los puntos del colombiano, el equipo apareció cuando tenía que aparecer. Eso es signo de categoría.
Hubo errores que deben superarse. A Chile le llegaron varias veces y un equipo de mayor nivel pudo aprovechar alguna de esas opciones y el partido habría cambiado. Mauricio Isla a ratos se vio superado y el ingreso de Óscar Opazo fue para paliar ese factor cuando los asiáticos insinuaron una ventaja. Arturo Vidal no se vio tan brillante como en otras ocasiones, pero el buen funcionamiento del mediocampo camufló el desgaste del hombre del Barcelona.
Varios puntos altos. Cuando fue requerido Gabriel Arias respondió muy metido en el partido. Gary Medel se erigió como el líder necesario en la defensa. Erick Pulgar tuvo una actuación para no soltar más la camiseta de titular. Charles Aránguiz hace todo bien en la cancha. Vargas jugando por Chile es incombustible. Y Alexis está de vuelta. Goleador, insistente, pícaro, generoso. Vimos al Alexis de la Roja, el del Arsenal, no el del Manchester United. ¿Es el mismo futbolista? Obvio que sí, pero cuando el equipo acompaña a Sánchez este brilla y con luces muy encendidas.
El festejo del goleador histórico fue una postal. Primero en solitario, luego reunido en una pila con sus compañeros, gritando un gol que necesitaba hace rato. Volvimos a ver a Sánchez feliz, compenetrado, anotando un gol, cediendo otro. Feliz. Como antes. Cuando lo único importante era jugar a la pelota hasta que se escondiera el sol. Ecuador será otra historia, pero respirar aliviado era demasiado necesario.