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Lecciones de una Copa América

Habrá tiempo de realizar un análisis más calmado de la participación chilena en la Copa América. Chile se metió entre los cuatro primeros, un lugar al que poco habrían apostado antes del inicio del certamen. Más allá de los fanatismos y las campañas twitteras, bueno es destacar algunos aspectos.

De más a menos. La Roja comenzó goleando a Japón y venciendo a Ecuador. Perdió con Uruguay en un partido parejo. Empató con Colombia en un pleito que debió ganar en tiempo reglamentario. Ante los cafetaleros vimos la mejor versión de Chile. Hasta ahí el equipo jugaba bien, más allá de los resultados. Se veía un pragmatismo defensivo, un mediocampo con Pulgar y Aránguiz como figuras y un Vidal que sólo ante Colombia exhibió un nivel alto. Algunas señales negativas se convirtieron en tendencia. A Chile se le perdió el arco contrario. Se extravió el gol. Perú desnudó todas las falencias e inseguridades del equipo. Argentina, en el partido de consuelo, solo reafirmó este concepto.

Chile puede ser competitivo, pero no le sobra nada. La manoseada palabra recambio se instaló durante demasiado tiempo en el debate. En los amistosos previos Reinaldo Rueda buscó y encontró poco. Cuando armó el equipo con lo mejor que tenía, sin mirar la fecha de nacimiento sino el nivel, el once se parecía mucho al que había conseguido el bicampeonato de América. No es culpa de Rueda la estrechez de opciones en la baraja. Maripán, Pulgar, Paulo Díaz son una buena noticia como variantes que pueden ser titulares, pero de mitad de cancha en adelante la orfandad es preocupante.

La crítica es después, no antes. La función del periodismo es, por definición, crítica, agnóstica del poder y las verdades oficiales. Esta distancia es sana. Pero otra cosa es insultar, ser irrespetuoso y exacerbar odiosidades entre supuestos bandos. Las redes sociales no colaboran demasiado, menos cuando un grupo minúsculo gana atención por agredir o amenazar jugadores, como el caso ocurrido con Gabriel Arias. Desde lo técnico, el arquero de Racing no estuvo a la altura de sus propias capacidades. No hay en Chile un mejor arquero que Claudio Bravo, incluso jugando poco en el Manchester City. Sin lesiones, el portero es Bravo. Los líos personales son eso, personales. En ese terreno opinar sería una intromisión.

Las clasificatorias más difíciles del mundo. Esto no es novedad. Las eliminatorias sudamericanas son lejos las más complicadas del mundo. Con excepción de Bolivia, que se ha quedado atrás, el resto de los equipos muestran niveles competitivos y parejos. En clasificatorias la localía pega fuerte y es necesario ser pragmático, sobre todo cuando tienes pocas variantes, como el caso de Chile. El recambio es un factor que puede golpear a varias selecciones. Antes de decretar el fin de la generación dorada es necesario elaborar un plan de vuelo, con misiones y funciones claras, con responsabilidades, con el respeto por lo hecho, pero con hambre por todo lo que queda por jugar.