Fue campeón en España y recibió su medalla con un parche en el ojo: “Por los 217 chilenos"
“La gente en mi país pide dignidad por una vida mejor y el Estado le saca los ojos”, dice Nicolás Ponce, quien acaba de lograr el primer lugar en Barcelona.
Nicolás Ponce es oriundo de Chiloé, pero lleva tres meses en el extranjero. Ha competido en múltiples campeonatos de jiu jitsu en Europa, donde en los últimos días sorprendió con un potente mensaje: fue a recibir su medalla de campeón en el Nacional de España con un parche en el ojo, en homenaje a las 217 personas que sufrieron traumas oculares durante las manifestaciones de Chile.
“Fue en honor a las 217 personas en Chile que lucharon por mí, por todos, y que perdieron un ojo…”, cuenta a AS desde Barcelona, donde está radicado actualmente. “La gente en mi país pide dignidad por una vida mejor y el Estado le saca los ojos. En ningún país del mundo ocurre eso”, agrega Ponce.
El deportista dice que se inspiró con una frase de Rogers Rogerio en AS: “Quería dar una lucha en el tatame a la altura de la pelea que está dando la gente en las calles de Chile”, había dicho el competidor que se hizo viral por su bandera en Buenos Aires. “Eso me conmovió”, relata Ponce.
“Él fue el primero que se atrevió. Eso me tocó muy adentro, despertó una motivación en mí. También tengo amigos que han recibido perdigones en Chile, y les digo todos los días que se cuiden. Tenía que hacerlo porque desde que ocurrió todo esto, no he podido dormir bien”, complementa.
La carrera de Nicolás Ponce en artes marciales
Ponce entrena jiu jitsu desde hace seis años, y su centro de preparación habitual (Valhalla) está ubicado en Castro. El joven recibe el apoyo de la municipalidad, quien justamente pagó los pasajes para que él viajara a Europa: “Me costearon para venir al campeonato europeo de Roma, pero pude extender el pasaje para quedarme a una seguidilla de torneos”.
El profesor de educación física ha destacado en cada competencia. Salió campeón en los Open de Lisboa y Madrid, y logró podio en Londres y Ámsterdam, por ejemplo. Las medallas se multiplican, y por estos días causa revuelo gracias a su sentida reflexión social.
