Las historias del delantero "patiperro" del fútbol chileno
Hoy, Carlos Ross destaca en Perú y antes pasó por Suecia, Israel, Honduras, Arabia y Argentina: "Cuando empecé decía que iba a conocer el mundo jugando al fútbol".
Carlos Ross acaba de cumplir 29 años y, luego de pasos por algunos clubes del fútbol chileno, en 2014 inició una etapa en el extranjero que ya incluye experiencias en seis países distintos. Actuó en Suecia, Israel, Honduras, Argentina y Arabia Saudita hasta que en este temporada fichó en Sport Huancayo de Perú, donde se alzó como una de las figuras del equipo.
"La verdad es que yo siempre me imaginaba jugando en varios países. Cuando empecé me decía que iba a conocer el mundo jugando al fútbol y así se ha dado. Siempre lo que he querido me ha gustado lograrlo. Así fue en la mayoría de los casos y en el 90 por ciento, yo me he ido de los equipos. Sale algo, llego a un acuerdo y me voy para allá", cuenta a AS Chile Ross, quien nació en Copiapó y se formó en Audax Italiano.
-En Perú le ha ido bien y renovó. ¿Esta 'errancia' podría terminar en la liga incaica?
-Mira, me siento bien allá. Creo que este va a ser el segundo club en el que estaré dos años, el primero fue Audax Italiano y después siempre estuve un año o algunos meses. En Sport Huancayo estoy muy cómodo y los dirigentes me tratan muy bien. Son muy responsables en temas económicos, en eso no hay ningún problema. Esta carrera es corta y hoy estoy cómodo.
-Entonces sigue latente esa inquietud de ir viajando por el mundo.
-He sentido que estoy cambiando un poco y esto partió desde que estuve en Arabia Saudita. Estoy tomando la profesión de otra manera. Antes lo hacía distinto, y puede sonar feo, pero no lo tomaba como mi trabajo.
-¿Y cómo lo hacía?
-Jugaba porque tenía condiciones para hacerlo, pero por ejemplo me comía un completo o un churrasco cuando estaba en competencia. Ahora me cuido en la alimentación, duermo mi siesta y las horas necesarias que tengo que dormir para estar descansado al ir a entrenar. En eso he cambiado hace dos años y por eso también ha sido mi buen rendimiento.
-Sport Huancayo actúa a más de 3 mil metros de altitud. ¿Fue difícil la adaptación?
-El primer mes me costó. La altura es mucho más que en Calama. Es difícil jugar, aparte de que la cancha es pesada y hay mucha lluvia. Llueve harto, hace frío y, cuando hace calor, la temperatura es pesada.
-¿Es complicado el fútbol peruano?
-En general, es un fútbol complicado por esas situaciones. Nosotros estábamos jugando en la altura y después teníamos que ir a la selva, que es con mucha humedad y calor. Después puede que toque ir a la costa y el clima vuelve a cambiar. Es todo muy distinto, porque también puede tocar ir a jugar al llano y luego volver a subir a la altura.
-Pero una vez que cumplió con la adaptación todo fluyó bien...
- Es que siento que la altura me favoreció por mi velocidad y los centros que tiro, además porque me adapté muy bien. Los jugadores iban a jugar allá, yo los enfrentaba y sacaba provecho contra ellos, porque lo mío es la velocidad, hacer diagonales, desbordar y tirar centros. Los rivales se sentían ahogados y lograba bastante ventaja.