Gaspar Iñiguez (25) llegó este año a Coquimbo Unido luego de una difícil etapa en Veracruz , donde vivió la desafiliación del club debido a una millonaria deuda que incluso significó la pérdida de puntos en la Liga MX. A la Cuarta Región llegó para relanzar su carrera, pero la explosión de la crisis del coronavirus en el país modificó todo.
“Estoy encerrado en casa, tomando unos mates”, es lo primero que revela al contestar el teléfono para hablar con AS Chile .
-¿Le afectó mucho pasar de compartir todos los días con sus compañeros a tener que entrenar solo en la casa? -Es feo no poder compartir con los compañeros porque estás todo el tiempo con ellos. Es una familia más, porque en el vestuario pasas más que en tu casa a veces (risas). Se hace difícil. Imagínate que yo tengo compañeros en la misma torre que vivo yo y no nos vemos. A veces nos saludamos de lejos y nada más que eso (risas). Estás todo el día encerrado, entrenas en tu casa pero no es lo mismo.
-¿Qué hace para llevar de buena forma la cuarentena? -La verdad es que estás todo el día mirando series, tomando mate y es un poco aburrido. Se extraña estar en el vestuario. Yo por ejemplo no tengo PlayStation, ya me cansó eso, aunque casi me la vuelvo a comprar (risas). Prefiero mirar series o películas, escuchar música y ese tipo de cosas.
-¿Qué método está usando el club para seguir entrenando? -Estamos trabajando de forma online. Lo hacemos en un grupos de a cinco. El ‘profe’ nos llama y hacemos videollamada y vamos trabajando. Nos mandaron los implementos para trabajar en la casa.
-¿Cómo afronta la situación que se está viviendo? -Es un poco triste. Veníamos con altos y bajos y queríamos seguir jugando para hacer lo mejor posible pero sabemos que la salud es lo primordial. La verdad que estoy amargado por lo que está pasando. Si analizamos el tema futbolístico, ha sido un inicio de año de altos y bajos. Cuando arrancó el torneo partimos mal contra Antofagasta, después teníamos la oportunidad de reponernos frente a Audax pero ese partido se suspendió por el tema de la gente, después tuvimos esa alegría de la Sudamericana que duró poco, el clásico ante La Serena, pero sufrimos un golpe duro en el último partido. Creo que nos faltaba regularidad antes de que se parara todo.
-Antes de llegar a Coquimbo, Chile estaba viviendo una situación crítica debido al estallido social surgido en octubre y que provocó la finalización abrupta del fútbol. ¿Ese contexto lo hizo dudar de venir al país? -En Veracruz coincidí con Bryan Carrasco y me mostraba lo que estaba pasando en Chile. Era un momento feo el que estaba pasando la gente. Yo no puedo opinar mucho porque no sé bien lo que pasó. Y lo de venir a Coquimbo fue una decisión de familia y con mi representante. Tenía una opción para ir a Grecia y decidimos venir acá. El presidente me comenzó a llamar y me convenció. Me dijo que iban a armar un buen equipo y me interesó mucho.