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Entrevista AS

“Maradona dominó un vaso”: los momentos top de un chileno en Asia

Luis Hicks, DT que trabaja en una academia formativa en Indonesia, también integró una escuela del Chelsea en el continente: “El fútbol me ha dado todo”.

“Maradona dominó un vaso”: los momentos top de un chileno en Asia

El ex defensor nacional Luis Hicks (42) siente que acertó. En el 2003 dejó Chile tras vestir la camiseta de Unión Española -a raíz de la crisis económica de la ANFP- buscando estabilidad en su vida y, curiosamente, la encontró en Indonesia. Jugó hasta el 2012 en distintos clubes de ese país y al año siguiente optó por ser entrenador, con un objetivo claro: asentado en tal lugar del mundo, trabajar en el fútbol formativo.

Dicho campo, y precisamente la exótica zona que eligió para residir, le ha permitido vivir grandes momentos: compartió con Diego Maradona e integró, como profesor, una escuela del Chelsea en Asia. En charla con AS brinda detalles de aquello y más. “Fue una experiencia inolvidable”, dice el surgido en Provincial Osorno, que también registra pasos por Rangers y elencos de Singapur, sobre el encuentro con la leyenda argentina.

“El fútbol me ha dado todo. Es algo que yo soñaba de pequeño. No fue fácil, sobre todo cuando sales del sur (Puerto Natales). Nunca pensé viajar a otros países, conocer otras realidades. Hice lo que quise. Hasta el día de hoy me da alegrías”, complementa el DT, quien actualmente despliega sus conocimientos en una academia formativa en Yakarta, la capital.

-¿En qué contexto se da la situación con Diego Maradona?
- Fue en una gira que hizo por Yakarta, la capital de Indonesia. El dueño del último club donde yo estuve maneja muchas hectáreas de árboles de palma, a los que le sacan el aceite. Entonces, el tipo tiene mucho dinero: trajo la marca de Boca Juniors y abrió escuelas de fútbol. Y resulta que le pidieron gente para acompañar a Maradona y colaborarle como traductores. Así que con Eladio Rojas, que había sido mi compañero en Rangers y que justo estaba trabajando para Boca, fuimos a buscarlo al aeropuerto y lo llevamos al hotel. Estuvimos tres días con él.

- ¿Hubo algún mano a mano?
- La verdad es que Maradona no trajo guardia de seguridad, pero andaba muy ocupado con su novia. Algunos amigos que lo habían conocido me decían que era muy raro, que no le gusta que lo abracen en las fotos, y si lo haces, te saca la mano y te agarra a chuchadas. Depende cómo amanezca, puede ser que un día no te salude y al otro te dé un abrazo. Es súper bipolar. Hablar de tú a tú se dio en una oportunidad, pero él estaba curado. Se había tomado sus copetes (ríe). En esos días tenía una agenda de actividades y, por lo general, terminaba con una cena en la noche. Pedía mucho vino y le cambiaba el ánimo. De lo serio que era terminaba tirando tallas. Incluso, en un momento se puso a dominar un vaso. Ahí no tenía problemas para sacarse fotos. Al segundo día ya empezaba a hablar, nos íbamos en el ascensor con él, le comprábamos lo que necesitaba. Éramos como los chaperones. Si no le gustaba un tipo de comida, hacíamos la traducción para los encargados del banquete. Pese a que como persona no es un ejemplo, y me da exactamente lo mismo, como jugador fue extraordinario. 

- ¿Es su mejor recuerdo del fútbol?
- Sí, es mi anécdota top. Haberlo conocido, que te haga una camiseta personalizada y te la firme fue lo mejor. Con Eladio nos cagábamos de la risa, no lo podíamos creer. Algunos argentinos que estaban acá también esperaban ocupar el rol de nosotros. Nos odiaban.

- Y lo de trabajar en el Chelsea… ¿Cómo se dio la opción?
- El equipo tenía varias escuelas en Asia por medio de la fundación y, de hecho, el ex delantero noruego Tore André Flo anduvo por acá. Hice un curso en Malasia, Hong Kong y Londres. Fueron cuatro años. Al principio la visión era el fútbol formativo, pero después se puso comercial y el proyecto no siguió.

- ¿Qué saca en limpio de esa aventura?
- Filosofías, valores y la experiencia. No tan solo de lidiar con cosas internas, como las sesiones de trabajo y la metodología, sino a ser un poco psicólogo de los niños y a educar a los padres. Son cosas fundamentales.

- ¿Cuál es el modelo que quiere para sus equipos?
- Disciplinados. Resguardando el orden y sin renunciar al ataque. Me encanta jugar con un '10' clásico, el cual se le quitó un poco al fútbol. Pero en general… como lo hizo Óscar Malbernat cuando estuve en Osorno.

- ¿Qué relevancia tiene para usted la figura de ‘Cacho’ Malbernat?
- Él fue mi padre en el fútbol. Era un tipo súper parco, serio, si te tenía que putear te puteaba, te retaba. Era ganador. ¿Cómo lo hacía? Era de la escuela de Estudiantes de La Plata, el ‘Pincharrata’. O sea, a toda costa pero con orden en lo defensivo. Quiero intentar plasma su idea. En cuanto a disciplina, mística, a no dar por perdido un partido, un balón.

- ¿Está en sus planes venir a Chile para ser parte de alguna división inferior?
- Sé que acá no me voy a quedar toda la vida. Si no tuviese trabajo iría a Chile. Quizás a Osorno. Pero soy realista, porque igual debo llegar a capacitarme, pese a la experiencia. Tengo la licencia asiática y habría que revalidarla en el INAF.

- ¿Le gustaría ser recordado principalmente por ser un buen formador?
- Yo creo que sí. Hasta el día de hoy no me pongo en la idea de dirigir un equipo de Primera, Segunda. Para nada. A lo mejor porque quedé marcado en cómo fue mi formación. De dónde vine, lo que pasé para llegar a un primer equipo, y darte cuenta que no es fácil. Además de la familia, necesitas apoyo de la parte formativa.