Hernández
Yogurt, el amigo de todos
Si algo sabemos dentro de lo poco que conocemos aún del Covid-19, es que en caso de contagio los enfermos crónicos tienen altas posibilidades de hacer un cuadro agudo. Pacientes con cáncer, hipertensos, diabéticos, obesos y personas con patologías complejas de base están en la primera línea para agravarse con un virus que pese a tener prevalencia en los adultos mayores puede perfectamente atacar gente más joven.
Exequiel Carvajal, también conocido en el mundo del tenis chileno como Yogurt de Mora, está internado desde el jueves pasado en la Unidad de Cuidados Intensivos de la Clínica Indisa. En abril y hasta mediados de mayo, Carvajal mantuvo cerrada su cafetería del Club Providencia, pero siguió trabajando, encordando raquetas, su oficio de toda la vida. Se presume que en ese ir y venir a la tienda contrajo Coronavirus. Al octavo día su condición de diabético le jugó en contra y debió ser hospitalizado.
Javier Frana y Guillermo Coria fueron los primeros en preocuparse al otro lado de la cordillera, o el brasileño Fernando Meligeni quién dejó unas sentidas palabras en sus redes sociales. Lo mismo que el ecuatoriano Andrés Gómez. El ex campeón de Roland Garros considera a Yogurt un amigo, un personaje del tenis sudamericano. Como ellos luego se sumaron decenas de jugadores y entrenadores inquietos por su estado de salud.
A Yogurt al principio su apodo le disgustaba, le caía pésimo. Se lo había puesto Pato Cornejo por su innegable tez morena. Pero un día, Nano Zuleta, formador y ex coach de Nicolás Massú, le dio un consejo que le cambió la vida. “Me dijo que no fuera huevón, que transformara el apodo en una marca. Te estoy hablando de fines de los '80. A esa altura ya me había hecho un nombre, pero me faltaba marketing. Le hice caso e incluso mandé a hacer unas tarjetas que decían Yogurt Custom Stringing y las repartía fuera de Chile”, recordó en 2014 para el libro Grandes Historias del Tenis Chileno.
Carvajal es precisamente protagonista de varias de esas historias. Inolvidable, por ejemplo, fue su participación como jefe de peloteros de la Copa Davis entre Chile y Canadá en 1986 donde Hans Gildemeister y Glen Michibata tuvieron que dirimir la serie en el quinto punto. El Biónico estaba quemando sus últimos cartuchos como singlista y venía con dolores a la espalda. Yogurt fue clave en aquel partido. Después de que Gildemeister ganara el primer set por 9-7, en más de una hora y media recibió una ayuda vital de su escudero que, para estirar el tiempo de descanso, empezó a hacer de las suyas: primero ordenó a los recogepelotas pasar las bolas a ritmo de bolero. Después en los cambios de lado, adrede comenzó a rayar chuecas las líneas de cal demarcatorias (lo que obligaba a borrarlas y volver a marcar) y, finalmente, regó en exceso la cancha formando un barrial que tuvo el partido detenido por largos minutos. Los trucos del ladino Exequiel surtieron efecto, Hans ganó el partido por 9-7, 3-6, 8-6 y 6-4.
Yogurt llegó al tenis a los 12 años. Fue pasapelotas en el club del Banco de Chile y luego pasó al estadio Nacional donde desarrolló una carrera que no se detuvo. Fue pelotero, canchero, encargado de camarín, encordador y coordinador de Copa Davis. Desde hace 30 años, en cada nómina, en cada viaje el equipo empieza con Carvajal y de ahí su tan estrecha relación con Ríos, Massú y González, quienes han estado muy preocupados de su estado de salud. El Chino, en su estilo, medio en broma, medio en serio, dijo alguna vez que la única persona que realmente apreciaba en el tenis chileno era Yogurt. Ríos y Carvajal son compadres.
Muy recordadas son las múltiples anécdotas de Copa Davis donde las imitaciones a Carvajal, de parte de Massú y González, son hasta hoy un verdadero clásico. Yogurt los conoce desde juniors y acompañó todo su proceso formativo y posterior paso por el profesionalismo. De culto es el capítulo cuando, en 1999, González le pidió que lo acompañara como encordador al challenger de Quito. El Bombardero se anotó en la qualy y en una de las tantas bromas que le jugaba diariamente, le dijo que lo iba a inscribir en el torneo. Carvajal no le creyó y siguió encordando raquetas. Hasta que se publicó el cuadro clasificatorio y ahí estaba, frente a frente con el ecuatoriano Álvaro Cadenas. “Tuve que pedir una raqueta prestada y apechugar no más. Fue chistoso porque mucha gente se instaló a verme jugar, era toda una curiosidad”, recordaría años después. Cadenas se impuso por 6-1 y 6-0.
Lo curioso y divertido del caso es que González, que estaba jugando simultáneamente en otra cancha, perdió antes y tuvo que esperar a Yogurt para irse al hotel. Eran otros tiempos.
Hoy, y diariamente desde el jueves pasado, Vicky, esposa de Carvajal, y sus tres hijas escriben en las redes sociales lo que han denominado el Comunicado Yogurt de Mora. Ahí nos dan cuenta del parte médico de su marido y padre y su esperanza de una pronta mejora. Como ellas, a la distancia, obligada, somos muchísimos los que estamos con él. ¡Yogurt confiamos que ganarás este durísimo partido!