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Arcos

La buena memoria

La buena memoria
JAVIER TORRES/PHOTOSPORT

La ANFP inauguró su propio Paseo de las Estrellas tras el gol número 216 de Esteban Paredes en torneos nacionales. La ocasión era, sin duda, la propicia. El atacante acababa de superar el registro de Francisco Chamaco Valdés con 215 anotaciones en torneos locales. Ceremonia oficial, manos perpetuadas en el piso y una placa donde se lee, nítidamente, que es un tributo al máximo artillero en campeonatos criollos.

La semana pasada la Asociación de Investigadores del Fútbol Chileno (donde hay profesionales de variadas disciplinas) puso en jaque este registro. En el 2011, hace largos nueve años, el zurdo anotó un gol ante Cobresal en el empate 2-2 jugado en un vacío Estadio Monumental. El resultado fue declarado nulo por mala inscripción de un futbolista albo y la victoria fue para los nortinos por 3-0. Ergo, el gol de Paredes no debía sumarse.

Ardió Troya.

Los argumentos para apoyar una u otra postura eran variopintos. Desde lo reglamentario, pasando por ejemplos parecidos hasta el consabido “gol anotado, gol sumado”. Como suele ocurrir en los debates de fútbol, dio para una auténtica caza de brujas y sacadas al pizarrón. Los que defendían en 2016 eran todos hinchas de Colo Colo, mientras que los que abrazaban el 2015 eran anti-colocolinos. Binario. Básico. Como casi siempre. Como si no existieran más clubes en Chile, como si Esteban Paredes nunca hubiera jugado en otros equipos o cómo si las posiciones no se deban sustentar con argumentos sino con el color de la camiseta.

La ANFP, la misma del Paseo de Las Estrellas, emitió un comunicado oficial diciendo que eran 215 goles. Asumían que habían cometido un error y que el récord era compartido entre los notables Paredes y Valdés.

Ardió Troya, otra vez.

Columnas, mensajes por redes sociales, cita a afamados estadísticos internacionales, cuentas añejas por pagar, de todo salió para defender la postura de los 216. Y la ANFP, la misma del Paseo de Las Estrellas, la misma que validó el 216, que después dijo que eran 215, dio vuelta atrás en menos de 24 horas y volvió a instalar a Esteban Paredes con 216, en la cima de los goleadores en campeonatos nacionales.

Pero quedaron piezas sin encajar en el puzzle. Salieron a relucir archivos que demuestran que a Valdés no le contabilizan un gol en una liguilla. Y se abre el debate otra vez pues quizás están empatados, pero no en 215, sino en 216. ¿Valen los goles en liguillas? ¿En partidos de desempate? ¿Cuántos goles anotó Pedro González entonces, tercero en la tabla histórica? Se ponen el cuestionamiento algunos récords que asumimos como intocables. Apareció desde Uruguay Washington Abad, un ex delantero de Lota Schwager que le hizo siete goles de los catorce con que su equipo venció a Rangers en la década del 70. Un partido sacado de contexto, irregular, donde el cuadro talquino jugó con juveniles y hasta algunos no profesionales. ¿Reglamentario? Es probable, pero a todas luces incomparable con los 7 goles que le anotó Luka Tudor jugando por la UC a Antofagasta.

Le letra versus el espíritu, cuando deberían ser compatibles y no contradictorios.

¿Cuántos goles hizo Carlos Caszely por la selección entonces? ¿Cuántos partidos oficiales dirigió Nelson Acosta a la Roja? ¿Se suman los goles, las tarjetas, los castigos en los partidos que posteriormente se declaran nulos? ¿Tiene la ANFP un registro histórico de partidos, estadísticas, goles, expulsiones o sólo se basan en el prolijo trabajo que han realizado periodistas, historiadores, estadísticos, ingenieros? ¿El ente rector del fútbol nacional no debería tener una base de datos de los partidos oficiales jugados en Chile?

Mejor ni pregunto, capaz que arda Troya, otra vez.

Quizás la cuarentena nos tiene un poco carentes de tema, es verdad, pero no se trata de ser majaderos. Se trata de respetar la historia y la memoria. En la cancha y fuera de ella, pues detrás de cada número, de cada cifra, hay un relato, una vivencia. Una historia que contar.