Hernández
La noche de los cuchillos largos
Después de meses muy complejos en Colo Colo, el capítulo de este miércoles por la noche en el directorio de Blanco y Negro que terminó con el retiro del sueldo a Harold Mayne Nicholls y, nominalmente, con su condición de vicepresidente ejecutivo tras el voto en esa línea del bloque de Gabriel Ruíz Tagle y Leonidas Vial demuestra que la pugna de poder al interior de la concesionaria está más viva que nunca. Un conflicto que siempre estuvo latente y volvió a detonar.
El argumento detrás de la decisión –definida por 3 votos a favor y 5 en contra– en teoría es económico, un ahorro en tiempos difíciles, pero en los hechos es un acto político, una maniobra para sacar de escena o al menos debilitar al expresidente del fútbol chileno y, de paso, torpedear la gestión de Anibal Mosa. Según la lógica que pretende instalar el bloque opositor la cohabitación entre Marcelo Espina y Mayne Nicholls es poco menos que un despilfarro para la institución. Ahora, la duda que surge es por qué hace 15 meses había aprobado su trabajo remunerado.
Recordando que Espina llegó a Macul como gerente deportivo bajo la administración de Ruiz Tagle, pensar en un espaldarazo para el ex volante tiene cierto sentido pero la medida resulta altamente contradictoria respecto de Mayne-Nicholls quién además de liderar la negociación con el plantel que le significó a la concesionaria evitar pérdidas aun mayores (alrededor de dos millones de dólares) lideraba el proyecto estadio, el eventual traslado a un complejo deportivo moderno e independiente y el desarrollo del fútbol femenino entre otras tareas. Labores de capital importancia para el desarrollo de la institución.
Si bien el propio Mayne-Nicholls asumió errores en las tratativas con el plantel que derivaron en la incapacidad de llegar a un acuerdo y la aplicación de la ley de protección al empleo, desde el punto de vista netamente financiero la gestión del ex dirigente de la FIFA le ahorró cientos de millones de pesos a los mismos dirigentes que este miércoles quisieron ponerle la lápida. No se entiende. A menos que hayan querido, y todo apunta a que así fue, borrarlo del mapa, inducir su renuncia y dar un golpe de autoridad.
Esto último tiene mucho que ver con las formas de un bloque que se ha aferrado al poder en Colo Colo ejerciéndolo con objetivos inescrutables.
Tras el intento de asesinato político de Mayne-Nicholls, el aun vicepresidente de Blanco y Negro aclaró que seguirá en sus tareas aunque no reciba renta. Dijo que “no cambiará su forma de trabajar ni su entrega en pos de Colo Colo”. ¿Conclusión? La treta del bloque Vial - Ruiz Tagle no prosperó salvo en la mezquindad de reducir los ingresos del dirigente en más de un 90%. Veremos cuánto impactará en términos reales en sus labores y el funcionamiento del club ya que, de seguro, deberá buscar trabajo por fuera al igual que cualquier persona que se queda sin sueldo de la noche a la mañana.
Mayne-Nicholls, como cualquier dirigente, puede haber cometido errores, imprudencias o ingenuidades, pero tiene un capital único, incomparable entre sus pares y muy provechosos para Colo Colo: su credibilidad. Y una imagen con un bajísimo nivel de rechazo. Eso sin contar, su validación y amplia red de contactos en el fútbol internacional. Un botón de muestra: Harold, levanta el teléfono, llama a Bielsa y el técnico del Leeds lo atiende con particular amabilidad.
De un dirigente de ese perfil, que escasea en el fútbol chileno, quiso prescindir el ala opositora de Blanco y Negro. El revanchismo político y los intereses personales pudieron más. ¿El futuro del club? Da lo mismo, total el presidente es otro y hay que hacerle la vida imposible.
En las últimas 24 horas, lo peor de la política tuvo expresiones lamentables en la elección de la ANFP y también en el directorio de Colo Colo. Por eso cuesta tanto avanzar. ¡Después no nos quejemos!