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CAMPEONATO NACIONAL

Los secretos del éxito de Larrivey

El argentino superó a los todos últimos goleadores de la U y la lectura profunda de sus tantos arroja patrones de conductas de juego que parecen incontrarrestables.

Los secretos del éxito de Larrivey
FELIPE ZANCA/PHOTOSPORT

El aporte goleador de Joaquín Larrivey ha resultado clave en la buena temporada que comienza a construir Universidad de Chile en 2020. Momentáneamente, los azules son los únicos escoltas del líder Universidad Católica y el dentrodelanetro argentino, con 9 tantos, superó los registros de los máximos anotadores recientes en el club.

Contra Cobresal, Larrivey apuntaló la victoria por 2-1 con dos goles que, a simple vista, pueden vislumbrarse como accidentales (capturó un rebote del arquero Requena y desvió un disparo de Aránguiz). Sin embargo, de estos tantos y del análisis de las anotaciones del ariete trasandino a lo largo del Campeonato Nacional, emergen tres patrones de conducta de juego que han sido clave en su éxito.

De los 9 tantos, Larrivey anotó 8 goles en situaciones de táctica funcional, es decir, con el balón en movimiento. Solo una cifra fue en contexto de pelota detenida (el descuento de penal en la caída por 2-1 ante Huachipato) y esta forma de anotación reduce la incidencia de los comportamientos de juego, por lo que puede ser excluida en el análisis de la capacidad goleadora del delantero.  

Desmarcación óptima

En los 8 goles de táctica funcional anotados por el argentino, solo en dos lo hizo en un escenario de marcación estrecha o cerrada. Fue contra Iquique, con una anticipación ante Aveldaño, y en la primera conquista frente a Cobresal, superando la oposición de Céspedes, tras el balón que dejó suelto el meta Requena.

Los otros 6 goles los convirtió libre, sin marca alguna, a pocos metros del arco. Por cierto que esto implica yerros defensivos rivales, pero también involucra mérito del atacante para desmarcarse en forma óptima y justa.

El atacante se aleja de los rivales fracciones de segundos antes de recepcionar el balón, cuando este captura la atención de los defensas. Entonces borra toda referencia de su presencia en el área y cuando los zagueros vuelven a detectar al goleador no cuentan con tiempo ni espacio para intervenir.

Don de la ubicuidad

Larrivey solo ha convertido 2 goles desde un lugar situado fuera de la superficie rectangular que se proyecta desde el arco rival hasta el borde superior del área penal. Esta es la zona de acción donde actúa normalmente un centrodelantero en situación de ataque profundo y allí el trasandino anotó la otras 6 conquistas.

Los cifras que marcó algunos metros alejado del hábital tradicional del '9' fueron ante Palestino (zurdazo al primer palo desde la izquierda en el área de meta) y su segundo gol ante Cobresal (desviación de un tiro de Aránguiz, a la altura del punto penal cargado, eso sí, hacia la derecha en el área).

En los otros tantos que el argentino aparezca libre en la zona de máxima eficacia para la conversión (de cara al arco rival) indica un buen manejo conceptual acerca de dónde posicionarse cuando la maniobra ofensiva se acerca a concluir. Parece fácil, pero no lo es (varios delanteros no están donde deben estar cuando llega el balón al área) y esto seguramente es producto de extensa experiencia, a los 36 años de edad.

¿Rebotero?

La última conducta de juego que resalta del goleador de la U, en el contexto de sus 8 tantos en tactica funcional (con el balón en movimiento), tiene que ver con el principio de Seguir la Jugada. El artillero de la U suma 3 conquistas en maniobaras colectivas dentro del área que no dio por finalizadas ni tampoco con su participación excluida, al margen de lo que aparentaban en un primer momento.

Contra Curicó anotó tras un rebote dado por el arquero Paulo Garcés y lo mejor en esta faceta del juego ofensivo lo protagonizó ante Cobresal. Acompañó la jugada pese a que la acción parecía finalizada por el meta Requena, pero este soltó la pelota, y corrigió la trayectoria del tiro de Aránguiz, cuando todos estimaban que la maniobra concluía con el envío del volante. 

Estas intervenciones del Larrivey exigen un análisis constante y profundo de los sucesos que acontecen dentro del área. Una suerte de intelecto táctico más acabado, visualizando escenarios posibles que otros no detectan, para aparecer en escena y sacar máxima provecho de lo que trivialmente puede ser visto como un simple rebote.