Juan José Ribera inició en buena forma su segunda etapa al mando de Coquimbo. El DT nacional debutó con un estrecho triunfo por 1-0 como local ante Palestino, uno de los cuadro sólidos del Campeonato Nacional. Luego ajustadamente también cayó de visita contra Curicó, pero los nortinos se recompusieron venciendo a Santiago Wanderers en casa. Con las seis unidades, el elenco aurinegro da señales de recuperación futbolística y empieza a alejarse del fondo de la tabla de posiciones.
"Por como tomamos el equipo, último y con muchos goles en contra y muy pocos a favor, hemos ido mejorando de a poco, corrigiendo eso. Hemos sumado seis puntos de nueve, más de los puntos que se habían sumado en nueve partidos. Por ese lado estamos contentos y también por la recepción de los jugadores, porque se han dejado entrenar. En principio fueron muy autocríticos y eso ayuda mucho a mejorar. Tomamos todo esto con mucha calma, porque queda mucho camino por recorrer. Debemos mejorar mucho todavía, esto está recién comenzando", manifiesta a AS Chile Ribera, quien dirigió a Coquimbo en Primera B entre 2015 y 2017.
-¿Qué aspectos futbolísticos abordó para mejorar la situación? -Primero al orden y luego el equilibrio. Son las dos facetas importantes que focalizamos a la hora de trabajar con el plantel. El equilibrio porque eran muchos goles en contra y muy pocos a favor. En ese plano el equipo no estaba bien y es muy importante a la hora de poder sumar puntos. Y el orden porque tanto para atacar como para defender, los equipos necesitan tener orden. A todo esto le agregamos también el aspecto psicológico, la mejora de la autoestima, volver a confiar en uno mismo de nuevo
-Ha empleado dos sistemas de juego desde el minuto inicial. ¿El 1-3-4-3 del último partido lo dejó conforme o seguirá buscando alternativas? -Mira, nosotros llegamos solamente con dos días para entrenar previo al partido contra Palestino. El 4-4-2 para mí tiene condimentos de un trabajo súper simple. Con movimientos simples para cerrar espacios y también para atacar, así planteamos ese partido contra Palestino. En la llegada a Audax hicimos lo mismo y nos dio resultados ante Botafogo, por la Copa Sudamericana.
-Contra Curicó comenzó con ese sistema, pero en el segundo tiempo varió la organización posicional. -Claro, no nos resultó en el primer tiempo. En el segundo tiempo cambiamos a un rombo (1-4-3-1-2) y vimos que el equipo mejoró. Tuvimos más acercamientos al arco rival. Luego tuvimos una semana más larga de trabajo, de viernes a viernes. Con esa cantidad de tiempo pudimos trabajar la línea de tres atrás (1-3-4-3) y afortunadamente también funcionó contra Wanderers.
-¿Este último esquema es el óptimo en este momento? -Tenemos claro que debemos corregir cosas todavía. Ahora te digo que no nos vamos a cazar con un sistema definitivo, no lo puedo asegurar. Todavía estamos en la búsqueda de lo que queremos, hay gente que todavía está afuera del equipo. Tratamos de manejar sistemas que nos permitan ser un equipo flexible. Poder jugar con línea de tres o de cuatro, con un rombo o con los cuatro volantes en línea, con uno, dos o tres puntas. En Audax, no nos cazamos con ninguna fórmula táctica. La idea es manejar sistemas para enfrentar los partidos de acuerdo a cómo nosotros lo consideremos.
-¿El futbolista chileno puede desenvolverse en varios sistemas? -Creo que mientras uno no improvise está todo bien. Si uno prepara un sistema, lo trabaja en la semana y lo mecaniza, prepara movimientos, muestra imágenes y le pregunta al jugador si tiene alguna duda, yo creo que los jugadores son súper trabajables en ese sentido. Ellos van rápidamente incorporando información al disco duro, mientras uno lo vaya trabajando de buena forma. Creo que sí el jugador está preparado para cambiar de un sistema a otro, incluso si está trabajado se puede hacer también dentro de un partido. Es un poco lo que buscamos nosotros: tener al equipo alerta.
-Los esquemas que ha utilizado tienen como rasgo central defensivo la proximidad de las líneas. ¿Es un concepto crucial para usted? -El enfoque nuestro como técnico es que estemos preparado para todo. Por ejemplo, definir que un partido queremos jugarlo con presión alta, pero toca que te toca ejercer la presión en zona media o tal vez el rival te controló la pelota y vamos a tener que defender cerca de nuestro arco. Entonces, el hecho de ser un equipo radica en que cuando presionamos arriba somos un equipo corto y también cuando estamos en las dos otras zonas de la cancha. Ese es nuestro eslogan con los jugadores: preparados para todo.
-Por lo que decía anteriormente aquí el orden juega un rol preponderante. -Claro, hay que hacerlo ordenadamente con cada uno en su tarea. No quiero que Farfán, por ejemplo, ande persiguiendo a un delantero del rival ni mucho menos. Cada uno en su zona trabaja, asume su labor, tiene un cierre de espacios. En ese sentido siempre hemos intentado hacer que se pueda trabajar bien en las distintas facetas y zona de la cancha.
-Manifestó al comienzo que los jugadores se deben dejar entrenar. ¿Va a ser clave esto en la recuperación de Coquimbo? -Yo creo que en este aspecto el mensaje es el importante, la forma cómo uno puede llegar al jugador. No todos son iguales, la recepción del mensaje no es igual en un plantel. Algunos funcionan con un tipo de lenguaje y otros con otro tipo. Hay algunos que funcionan con una levantada de voz y otros haciéndoles cariño. Hay que tener jugadores que se dejen entrenar, con la ilusión y el compromiso de llegar a lo máximo.
-¿Es más difícil en estos tiempos? -No sé se tiene que ver con la época, lo importantes es siempre tener la mente abierta para incorporar distintos conceptos. Les decimos a los jugadores que nunca les vamos a cambiar su forma de juego, pero sí les vamos entregar matices para ojalá llegar a un mejor funcionamiento, de acuerdo a lo que piensa el entrenador. En este sentido, el jugador debe tener la claridad de que cada entrenador tiene su forma, su método, su forma de ver el fútbol y, en ese contexto, el jugador debe poner sus características en beneficio del equipo. La clave pasa porque el jugador se deje incorporar conceptos nuevos, que no son mejores ni peores, pero que pueden contribuir al funcionamiento colectivo.