Fue pilar de la Roja Sub 17 en el Mundial, jugó en el Toluca y ahora estudia ingeniería
Fabián Monilla (22), retirado del fútbol hace dos años, recuerda el certamen jugado en Chile en 2015: "No me costó marcar a Christian Pulisic".
Fabían Monilla (22) era uno de los buenos proyectos que tenía la cantera de Universidad Católica. El zaguero sobresalía en San Carlos de Apoquindo a raíz de su liderazgo y su capacidad para salir jugando con el balón. Dos de los factores que Miguel Ponce consideró para incluirlo en la Roja Sub 17 que afrontaría el Mundial de la categoría a disputarse en nuestro país entre octubre y noviembre de 2015.
El defensor, en definitiva, terminó siendo clave en la cita: pese a lesionarse en el juego de apertura, ante Croacia (1-1), se infiltró para ser parte de lo que restaba de competencia. Y al menos considerando su desempeño futbolístico, no fue una mala decisión. En el compromiso frente a Estados Unidos, por ejemplo, Monilla anuló a un promisorio Christian Pulisic, por ese entonces en el Borussia Dortmund.
Su actuación fue seguida en Norteamérica. Y es que dos años después, el Toluca apostó por su fichaje para fortalecer las Fuerzas Básicas. Monilla, entusiasmado, partía al fútbol mexicano. Sin embargo, a la temporada siguiente todo cambió: sin titubear, el marcador central decidió retirarse de la actividad. Con 20 años, cambió el fútbol por la ingeniería comercial, donde hoy admite ser feliz.
"No me arrepiento de nada. Ahora puedo hacer lo que quiera, como planificar vacaciones con mi gente...", dice Monilla en conversación con AS desde Concepción, su ciudad natal. Ahora, su tiempo lo divide entre los estudios y el deporte universitario. "Gracias al fútbol estoy becado cien por ciento", complementa 'Totte', en una instancia donde también aborda el Mundial del 2015, el presente de su generación y su nueva vida.
- ¿Qué recuerdos tiene de aquel Mundial?
- Lo primero que se me viene a la mente es alegría y satisfacción de haber vivido ese momento, del grupo que se formó y de la linda atmósfera que vivimos con el Mundial acá en Chile.
- En la fase de grupos pudieron enfrentar a Estados Unidos, donde destacaba Christian Pulisic. ¿Cómo fue lidiar con un futbolista de esa categoría?
- Nos habían conversado bastante lo que era ese jugador, que en ese momento, creo, estaba en el Borussia Dortmund, y que era la gran figura. Siempre traté de mirarlo de igual a igual, sin subestimarlo ni tampoco mirarlo como un astro. Sino como cualquier jugador. Tampoco lo alzamos tanto. ¿Si me costó marcarlo? Sabes que no. Lo que viví, no me tocó tan difícil con él. Para nada.
- Imagino que el desarrollo de Pulisic, con el paso del tiempo, a usted lo debe haber asombrado.
- Sí, es increíble. Yo lo veo en el Chelsea ahora y es un jugador de elite. De hecho, esa vez le puse un patadón (ríe) y me gané amarilla. Llega a ser gracioso. Es el jugador más ilustre que he marcado, pero en cuanto a nivel creo que me tocaron unos más complejos.
- ¿Quiénes?
- Mira, cuando empecé a entrenar con el primer equipo de la Católica, me costó mucho marcar al 'Nico' Castillo y al 'Pájaro' Gutiérrez. Eran delanteros pesados, que sabían jugar bien, que te ponían el cuerpo. Y para uno, que era joven como defensa, le costaba. No era como marcar el '9' de una juvenil.
- Volviendo a lo que fue el equipo del Mundial. De aquel plantel, solo Camilo Moya, Ignacio Saavedra, Simón Ramírez y Zacarías López han tenido continuidad en Primera. ¿Cuál cree que es el factor para que, a nivel general, el futbolista chileno joven no logre trascender?
- Esa es una gran pregunta. Lo he conversado con mi familia, con la gente que me ha preguntado, y por ahí se critica mucho al jugador joven que sale al extranjero, con tanta ilusión, sin haber consolidado una carrera en el país. Pero creo que es variable, depende de cada uno y de las situaciones que se dan. Por ejemplo, a 'Nacho' (Saavedra) le tocó estar en Católica, aguantó el proceso hasta el final, siendo que al principio no se le consideraba. Y hoy por hoy ya es un consolidado. Tuvo la oportunidad y la aprovechó. Con Mauricio Isla pasó que se fue joven al extranjero, le fue espectacular y hoy tiene una carrera brillante. Va también por el entorno familiar.
- ¿Y cómo ve el presente de Moya, Ramírez y López?
- Me alegro mucho por ellos. Me da orgullo ver jugar a los compañeros que tuve en la Selección Sub 17. Sus carreras son promisorias. Y sobre todo lo de 'Nacho' (Saavedra), que es un gran amigo con el que estuve varios años en Católica.
- El hecho de que un joven chileno no trascienda quizás no va porque simplemente sea futbolista. Se puede apuntar a un tema a nivel de sociedad.
- Sabes que sí. El futbolista chileno tiene una mentalidad distinta y me tocó vivirlo mucho cuando con mis compañeros nos enfrentamos a situaciones más críticas, más extremas, al jugar con jugadores mayores, a entrenar con los primeros equipos. Y era como que todos estaban temerosos. Entre un chileno y un argentino en el fútbol, por ejemplo, hay mucha diferencia.
- ¿Las redes sociales pueden ser otro tema que saque al futbolista del foco principal?
- No, yo creo que no. Son herramientas que permiten al jugador hacerse un nombre, ir creciendo, para tomar decisiones con madurez. Pero no siento que sea algo que haga perder el foco. Como te decía, yo creo que eso va más por el lado de la estabilidad familiar y con el círculo cercano.
- También están los casos de Marcelo Allende, Yerko Leiva y Gonzalo Jara, quienes partieron al extranjero sin consolidarse en Chile. ¿Qué opina de tales decisiones?
- Es decisión de cada uno. Si se van es porque en Chile no les dan las oportunidades que ellos creen merecer. No le veo problema. Pero otra cosa es que el jugador no rinda.
- A propósito del extranjero y de su partida al Toluca hace un par de años. ¿Con qué jugador destacado pudo compartir?
- Rubens Sanhueza me llamó mucho la atención. Ahora acaba de volver al Toluca. Está en la parte final de su carrera, pero es un jugador muy técnico y de mucho carácter.
- ¿Guarda alguna anécdota de su paso por México?
- Me acuerdo que en el segundo día me tocó entrenar con el equipo, que por cierto está en una ciudad de altura. Más que Calama. Entonces, estaba entrenando y te juro que no sentía el cuerpo, me sentía pesado. Me decían '¿qué pasa, chileno? ¡No te la puedes!'. Como que me trataban mal, onda 'viniste a puro huevear'. Tampoco era en mala onda, sino que 'ya, pero ponle un poquito más'. Mentalmente estaba en condiciones, pero físicamente no me daba. La altura me pesó mucho.
- Hablando de su entrada a los estudios universitarios. ¿Qué tal es nivel del fútbol allí?
- Muy bueno. Me he llevado una grata sorpresa porque he visto varios jugadores que hicieron cadetes. En el Bio Bio, el nivel es muy alto. Yo me esperaba jugar caminando (ríe), pero no. Ha sido una buena experiencia.
- Como curiosidad: ¿sus compañeros le suelen consultar porqué dejó el fútbol?
- Sí, mucho. De hecho, cuando entré a la universidad me miraban como con respeto de lejos. Onda '¿qué pasa contigo? ¿Qué haces acá? Si tú eras futbolista'. Y bueno. A todos les digo lo mismo, que era una decisión personal que venía pensando hace años. Quería una vida tranquila y estudiar.
- Leí que su mirada a futuro apuntaba a una empresa de turismo. ¿De qué se trata eso?
- Es de mi familia. Aunque con el estallido social y la pandemia no nos dejó casi nada (recursos). Así que estamos viendo otra alternativa. De hecho, ahora armé un negocio de alimentos naturales acá en la región y me ha ido muy bien. Trabajo con mi familia, con gente que me ayuda en el diseño y en el delivery. Somos una empresa legal y constituida.