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Entrevista AS

"Johnny me dijo que no me fuera porque no iba a jugar; no le hice caso y... no jugué"

Carlos Alfaro recuerda su etapa en la U de Sampaoli, donde era el tercer arquero. Johnny Herrera le aconsejó no partir a préstamo, pero él partió. ¿Por qué?

Carlos Alfaro recuerda su etapa en la U de Sampaoli, donde era el tercer arquero. Johnny Herrera le aconsejó no partir a préstamo, pero él partió. Así lo recuerda.
Carlos Alfaro recuerda su etapa en la U de Sampaoli, donde era el tercer arquero. Johnny Herrera le aconsejó no partir a préstamo, pero él partió. Así lo recuerda.

Carlos Alfaro fue el tercer arquero del plantel de Universidad de Chile multicampeón con Jorge Sampaoli. En su palmarés tiene los títulos nacionales y la Copa Sudamericana con los azules, pero aquello le genera sensaciones encontradas, porque solo jugó un partido oficial en el club. 

"Si bien vivía al cien por ciento el día a día, nunca me sentía parte de los logros, a pesar que mi entorno me decía que también lo era. Me decían ‘estuviste tú ahí, pudo haber sido otro, te lo ganaste’, pero obviamente por algo más personal, es difícil con toda la exposición mediática que tenían los jugadores sentirme parte porque nunca estuve (risas). Era un poco esa la sensación que siempre tuve y hasta el día de hoy la tengo, más allá que hay jugadores que aportan desde otros lugares. Pero debe ser porque uno es más estricto con uno mismo", indica en charla con AS Chile.

- Dejó el fútbol con solo 29 años. ¿Estaba agotado del fútbol cuando se retiró?
- Así como cansado no, creo que hasta el día de hoy extraño el fútbol, el campo, el camarín. Estoy en la industria y constantemente hablo con ex compañeros que siguen jugando y obviamente que las ganas siempre van a estar. Pero creo que fue una decisión pensando en mi futuro, en el bienestar de mi familia y también viendo en frío la situación, quizás hasta duro con uno mismo, pero decir ‘bueno, hasta acá llegué, lo intenté, los disfruté, lo pasé bien, no me dio para más’. Obviamente disfrutar la carrera, más allá de todo y de que no se dieron las cosas como yo quise, creo que tuve una carrera bastante discreta y me permitió vivir momentos excepcionales que siempre los voy a tener conmigo.

- Repasando su carrera, jugó muy poco en el profesionalismo…
Es como que estuve pero no estuve (risas). En parte eso me fue agotando, el hecho de intentarlo y no tener chances. En Estados Unidos jugué bastante, en Malleco Unido también, en San Felipe arranqué jugando la Copa Chile, jugué un partido malo y después nada más y en Copiapó jugué bastante poco también. Es un puesto de mucha confianza.

- Jugó muy poco durante su carrera, pero formó parte de unos de los planteles que marcó la historia del fútbol chileno: la U de Jorge Sampaoli…
- Esa fue una de las experiencias más enriquecedoras que viví como jugador, algo excepcional, que sin duda que lo tendré presente. Obviamente me hubiera gustado ser más partícipe de aquellos logros, no se dio así, pero se disfruta y se recuerda con bastante cariño. El plantel con el que me tocó compartir, eso lo recordaré siempre.

- Tenía que competir el puesto con Johnny Herrera en un nivel excepcional y con Esteban Conde…
- Claro. Era muy difícil, eran dos arqueros excepcionales y me llevaban por muchos años de experiencia en todo sentido, estaba complicado la verdad, pero la relación siempre fue la mejor. Si bien en el último tiempo no ha hablado mucho con Johnny, por lo general mantuvimos la relación y con ‘Coco’ también. Siempre estaba para dar un consejo y eso se valora mucho y queda para toda la vida.

-¿Cómo recuerda su llegada a la U?
- Cuando me llegó la oferta la tomé sin pensar mucho en la proyección que podía tener, pero tampoco tenía más alternativas. Yo estaba en Coquimbo Unido, donde no tenía contrato y me ofrecían uno por cinco años con el sueldo mínimo y era eso o ponerme a estudiar. Tenía una hija recién nacida y había que pensar diferente. Era inviable quedarme en Coquimbo por las condiciones que me ofrecían.

- A pesar de no tener continuidad en la U, ¿su paso por el club le abrió puertas en otros equipos?
- Sin duda que sí. A mí me tocó salir a préstamo en Ñublense y recuerdo perfecto que Johnny me dijo que no me fuera porque no iba a jugar, porque en esa época el club estaba en Primera y tenía a Lucas Giovini que pasaba un buen momento, sumado a que el club no tenía competencia internacional. Me dijo que aguantara un año más, no le hice caso y... no jugué nunca. Lucas es un arquero que nunca se lesiona. Llego a la U y me ofrecen ir a Magallanes que sí era una buena apuesta y digo que no, entonces muchas veces uno no escucha y no hace las cosas que debería hacer y terminas desechando oportunidades.

- ¿Le dijo algo Johnny cuando volvió?
- No. Lo que pasa es que estaba tan desencantado del fútbol con la inmadurez y con el ímpetu de querer jugar siempre, dije ‘ya está. No jugué en Ñublense y no voy a jugar en ningún lado más’, siendo que el parámetro era bastante alto, porque tenía 21 años y había llegado un club de Primera y sin haber jugado en la U, entonces era difícil tener la posibilidad, pero si bajaba a la Primera B, quizás hubiera sido distinta la situación. Ya había jugado en esa categoría por Coquimbo. Tenía acuerdo con el club (la U) que se portó muy bien, me acuerdo que estaba Sabino (Aguad) y fueron bastante generosos. Me ofrecieron hasta seguir estudiando, pero para mí era difícil sin un sueldo. Rescindí en la U y recuerdo haber quedado libre seis meses y después lo intenté.

- ¿Qué recuerdos tiene de su etapa en la U con Sampaoli?
- Me integré a un trabajo más o menos avanzado. Al principio llegué bastante temeroso, un poco confundido por el entorno, la calidad del plantel, el complejo de primer nivel de la U, pero con el tiempo se me fue pasando. Esa fue la primera sensación, pero sí fue algo que recuerdo porque no había vivido una situación así. También sentía mucha presión y responsabilidad, a pesar de que no tenía por qué sentirla. Era un plantel muy joven, el trato fue de primera, coincidió que compartí plantel con Felipe Gallegos y José Luis Silva que los tuve como compañeros en la Sub-20 y ahí todo se hace más fácil. Charles (Aránguiz) y Eduardo (Vargas) tenían 22 años. Fue todo más sencillo. Todos remábamos para el mismo lado y cuando los resultados se dan ayuda a todo. El Superclásico (2-1 con gol de RIvarola en el final) cambió todo. Si bien al principio no se dieron los resultados, el espíritu seguía igual, por más que el entrenador era más estricto en el día a día, pero se llevó bastante bien, pero el clásico cambió todo. Fue un año excelente.

-Y después vino la Sudamericana...
- Era un equipo que volaba. Todos estaban a disposición a lo que el entrenador transmitía. Todos sabían lo que tenían que hacer.