"Sufría en solitario": los oscuros y desconocidos episodios que vivió Yonathan Andía antes del despegue
Fred Gayoso, quien dirigió al lateral de la Roja en Rengo y Chimbarongo, revela algunas anécdotas de tal periodo. El futbolista estaba relegado a un segundo plano en Tercera.
Yonathan Andía (28) dio un nuevo paso en su carrera. El futbolista de La Calera ingresó en los pasajes finales de la victoria por 2-0 ante Perú y firmó su estreno oficial con la Roja. Un hecho que es motivo de alegría entre los que presenciaron los inicios del jugador, que en tres años pasó de Tercera a Primera División. Bajo esa mirada asoma Fred Gayoso (47), quien lo dirigió en Deportes Rengo y Chimbarongo.
"Estoy feliz y orgulloso, y creo ser parte de su proceso formativo. Es emocionante lo que está viviendo. Esto es para que la juventud piense que sí se puede. Cuando se conjuga el talento, el esfuerzo y el sacrificio, la suerte aparece en el camino", dice el director técnico de Rengo en conversación con AS, en una instancia donde también revela los episodios más duros que debió afrontar el lateral derecho.
- ¿Cómo vivió el ingreso de su ex pupilo ante Perú?
- Estaba expectante por el ingreso de Yonathan, considerando que no es fácil porque hay muchos jugadores de categoría. Pero siempre con esa ilusión. Gracias a Dios se le dio. Él lo estaba esperando. Hablé con él antes del partido con Uruguay. Lo conozco bien, sé lo que se esforzó, sé lo que se sacrificó, sé del talento que tiene. Tuve la posibilidad de llevarlo a algunos clubes, pero es difícil meter un jugador de Tercera en Primera División.
- ¿Y que se sentía en la interna de Deportes Rengo?
- Hay un orgullo del club, que es de la comunidad, donde el jugador estuvo casi tres años. Entonces, se le quiere mucho y, de alguna manera, todos sus dirigentes y la afición están atentos a lo que él puede hacer. Tiene toda una historia acá: en un momento no estaba considerado y en mi llegada me lo presentaron. Dos semanas antes de partir el campeonato, un dirigente (Manuel Serón) se acerca y me dice 'profe, hay un jugador bueno, ojalá lo pudiera ver'. Yo ya no tenía espacio y él se hizo cargo del jugador. Lo probé un día jueves en el equipo B, haciendo fútbol, y me sorprendió su forma de jugar y el carácter que tenía para enfrentar al equipo A, siendo que era un jugador 'a prueba'. Y a los 15 minutos, le saqué el peto y lo puse en el equipo A, y le dije 'a ver, desarrolla lo mismo que estás haciendo acá'. Lo puse en la misma posición, en un momento que era volante de contención, e hizo lo mismo. Jugó con personalidad en una práctica de fútbol, en donde él no había entrenado, y desde ahí no salió más. Salí de la cancha y le dije al dirigente que me lo presentó que me inscriban rápido al jugador y que ojalá le puedan conseguir unas lucas para que pueda estar. Se le buscó una pensión y se le dio entre 150 y 180 mil pesos de ayuda. El dirigente tuvo la particularidad de creer en él y yo tuve la virtud de acceder a esa prueba y no cerrarle las puertas. Gracias a Dios también fuimos campeones de la copa de Tercera División. Fue un año muy lindo. Después tuve la posibilidad de llevarlo a Chimbarongo y se fue desarrollando.
- Después del partido incluso fue felicitado por Mauricio Isla, un emblema de la 'Generación Dorada'...
- Mira, qué sorpresa. No sabía... Me imagino que sí, porque Isla es un crack, un jugadorazo. También me imagino que Yonathan lo debe estar mirando en las prácticas. Aparte, Andía es un jugador muy querible, que en cada entrenamiento se esfuerza mucho y tiene talento. Es un lateral muy moderno, que tiene características como Isla. Aunque yo lo comparo con el 'Coca' Mendoza, con su estilo y su vida sacrificada.
- ¿Qué le genera el presente de Andía en La Calera?
- La Calera es un club que yo sigo, que juega muy bien. Y no solo ahora, sino hace varios años. Ha jugado con una personalidad terrible en copas internacionales, y con respecto a Yonathan es uno de los puntos altísimos. Me parece que hay un punto que debemos darle al profe Reinaldo (Rueda), porque hay que ser muy atrevido y valiente para citar y darle la confianza a un jugador proveniente de un equipo que no es de los grandes.
- Me comentaba que había conversado con Yonathan. ¿Qué pudieron hablar?
- Le mandé un mensaje mostrándole mi felicidad por él y que se lo había ganado. Me mandó audios agradeciéndome y recordamos la historia que te contaba. Nos reíamos. También le di consejos tácticos: que esté concentrado, que en los entrenamientos no puede cuidarse y tiene que seguir demostrando que puede ser un número importante para la selección chilena. También le hablé de cómo tenía que afrontar la banca, en el sentido de que siempre tiene que estar observando el partido, a Isla, porque en algún momento le iba a tocar. Y uno afuera tiene que vivir el partido para entrar de la mejor manera, incluso en el calentamiento. Tiene que ser muy fuerte porque el ritmo es distinto. Fue una conversación linda y de muchos consejos.
- ¿Qué diferencias nota entre el Andía que dirigió y el Andía de La Calera?
- Es una buena pregunta, pero yo veo lo mismo... Y eso es lo más interesante de él como jugador. De alguna manera, lo que hizo en Tercera lo está repitiendo en Primera con la misma personalidad y a nivel internacional. Su gran virtud es repetir, a diferencia de lo que pasa con el amateur. Otras características que tiene es el buen pase y el desdoblamiento, debido a su físico. Me parece que el desarrollo que ha tenido es buenísimo.
- ¿Cómo era su relación con él fuera de la cancha?
- De mucha conversación, de mucho consejo a diario, desde lo táctico, lo técnico y lo psicológico. Puedo decir que tenía un importante comunión con él porque es el típico jugador que todos los entrenadores queremos. Te llega temprano, se entrena muy bien y el día de partido entrega todo. Es un jugador muy querible.
- ¿Qué le decía Yonathan sobre el fútbol o la vida?
- Me acuerdo perfectamente el hambre que tenía por llegar al fútbol profesional. También recuerdo sus momentos de frustración, cuando no se le daba en algunos clubes. Una vez intenté meterlo en O'Higgins y en Coquimbo Unido, en donde tuve conversaciones para que él tuviese una prueba, pero no fui tan escuchado. Eso fue en el 2017, cuando terminamos en Chimbarongo.
- ¿Y qué dijeron los dirigentes de esos clubes?
- 'Sí, veámoslo, tratemos, intentemos. Veamos en qué pensión lo colocamos, déjame conversar con el entrenador de turno las posibilidades' y al final se fueron cerrando ciertas ventanas y no se pudo. Pero bueno. Ahora probablemente ni lo recuerden. Es así, y Yonathan lo sabe.
- ¿Hay algún otro suceso que haya marcado su relación con Yonathan?
- Hay cosas importantes. En Chimbarongo él vivía en una pensión, de seis o siete jugadores, y en esos momentos estábamos impagos en un par de meses. Entonces, sufríamos harto y, obviamente, el que más sufre es el futbolista porque no tienen grandes recursos. Y me recuerdo que él (Andía) era el jugador que vivía más lejos, y tenía que quedarse solo en la pensión porque no tenía plata para viajar a su ciudad (Santa Bárbara). Imagina lo que es estar solo en una casa grande, a veces con muy poca alimentación, esperando que volviéramos el lunes a entrenar. Ahí le preguntábamos cómo estaba porque uno se preocupaba. Fue un momento doloroso para él. Lo recuerdo gráficamente: él sufría en esa pensión en solitario. Lo único que podía hacer es salir a entrenar. Gracias a Dios se le abrieron los caminos. Me pone muy contento y me emociona mucho. Y no solamente por él, sino por otros tantos. He tenido la posibilidad de formar y ese es el gran privilegio que tiene un entrenador.
- Usted que lo conoció bastante, ¿dónde lo proyecta en un futuro cercano?
- Qué linda pregunta... Así como va, puede salir. Sería lindo verlo en un club grande de Chile, en Argentina, que sería una liga que a él le serviría mucho. Y de ahí por qué no a la brasileña y luego un salto a Europa. El fútbol español le vendría muy bien. Es un jugador dinámico, con buen físico y juega y lee muy bien el fútbol.