Felipe Núñez finalizó con sensaciones encontradas su primera temporada como entrenador en jefe al mando de Deportes Recoleta. Antes, el ex arquero de Palestino, Huachipato y varios otros equipos, ejerció como DT ayudante en Colchagua, también en Segunda División, y ahora lamentó que su escuadra no conservara el nivel de desempeño para haber disputado hasta la última fecha el título ante el campeón Lautaro de Buin y el escolta Fernández Vial.
Sin embargo, el debutante entrenador consiguió un logro importante, que pasó algo inadvertido en el cierre de las temporadas en Primera División, Primera B y Segunda División. Recoleta fue el equipo que concluyó al año futbolístico con el mejor promedio de goles por partido, con 2 tantos. Superó a Universidad Católica (1,03), monarca de la máxima categoría, y al campeón del ascenso Ñublense (1,18).
- ¿Cuáles son sus sensaciones tras haber terminado como el DT más ofensivo del fútbol chileno? - Mira, anotamos 44 goles en los 22 partidos que jugamos. Eso era lo que yo quería, que nos caracterizáramos por ser un equipo dinámico, donde todos jugaran, y que marcara muchos goles. Ahora el desafío para el siguiente campeonato será generar el equilibrio para que nos hagan menos goles y en definitiva pelear por el título.
- ¿Cómo fue el proceso para llegar a ese perfil ofensivo tan elevado? - Como te dije, la idea era esa, caracterizarnos como un equipo agresivo en ataque. Quizás nos enfocamos demasiado en eso y nos faltó fortalecer algunos patrones defensivos que tienen que ver con el equipo también. Lo que pasa es que uno se enfoca en un aspecto más que en otro y eso en definitiva nos dio buenos resultados. Fuimos un equipo que iba en busca del triunfo y se hacía notar en todos los partidos. Por lo menos, nos ayuda la estadística en ese sentido, porque a veces uno quiere algo y se queda solamente en la intención.
- ¿Con mayor seguridad defensiva está seguro de que habrían peleado más derechamente el título? - Sí, pudo ser un factor, pero no creo que sea el único. Por ejemplo, en Primera División, Católica salió campeón con el mejor promedio de gol y no fue el mejor equipo en cuanto a recibir goles. La U se quedó con ese puesto. Pasó lo mismo con Ñublense en Primera B, ascendió pero tampoco fue el que menos goles recibió. Nosotros fuimos el equipo que más goles marcó, pero no logramos salir campeones. Seguramente, algo tiene que ver, pero es probable que tengamos que ajustar otras cosas también en cuanto al juego y quizás al manejo de partidos.
"Feliz con la adrenalina del cargo" - ¿Que evaluación realiza de esta primera vivencia al mando de un plantel? - Fue una experiencia bastante buena. Había tenido mi primera experiencia en el Sindicato de Futbolistas (Sifup) y después en Colchagua como segundo entrenador (de Francisco Arrué) y esta de ahora como entrenador principal. Fue muy buena y enriquecedora. Se hizo una buena campaña, conformamos un equipo ofensivo. Por supuesto que hay cosas que corregir, nos habíamos ilusionado con salir campeones, pero finalmente no se pudo y debimos conformarnos con la tercera ubicación.
- ¿Cómo lo hizo con el cambio de rol? No es lo mismo ser ayudante que entrenador principal. - Hay algunos asistentes que son más participativos que otros. En el caso de Colchagua fue bien mixto, bien compartido. De hecho, ese era uno de los objetivos al irnos a trabajar allá (junto a Arrué). Así que no se me hizo tan difícil. La única diferencia es que uno mira para atrás y todos están pendientes de lo que uno hace. Siempre me ha gustado este rol, siempre me he sentido cómodo, además pasé tanto tiempo jugando. El primer día fue algo extraño, pero luego sentí como si llevara mucho tiempo dirigiendo.
- ¿Cerca del retiro sentía que la siguiente etapa en su vida era ser entrenador? - Así como 100 por ciento claro, no. Por supuesto que era una opción, pero en el último año del curso de entrenador se me fue abriendo el apetito de dirigir. No lo tenía contemplado, mi idea era seguir ligado por el tema de las comunicaciones (es Periodista). Pero luego lo sentí como un desafío, creo que dirigir tiene muchas aristas. Toda la experiencia que uno pudo acumular como jugador y el hecho de haber estudiado también comunicación social uno lo puede poner en práctica. Dirigir tiene que ver mucho con qué comunicamos y cómo lo hacemos. Eso es una parte importante de ser entrenador. Feliz en la competencia con la adrenalina que genera la inestabilidad de este trabajo, pero me gusta. Así que disfrutando al máximo y por suerte los resultados nos acompañaron. Estuvimos siempre entre los primeros y eso mantiene el ímpetu de todo el equipo.
- ¿Qué idea de juego intentó desarrollar con Recoleta? - Nuestro mayor principio era ser un equipo ofensivo y no salir a especular. Fue muy poco lo que empatamos, hubo partidos en que empatábamos y, por querer ganar, terminamos perdiendo de contra. Pero son los riesgos que se corren y, al menos, tienes el aliciente de que al ser la primera temporada el promedio de gol fue bastante alto.
- ¿Cuáles son sus expectativas en esta etapa inicial de su carrera? - En el corto plazo, seguir dirigiendo. Creo que ya rompí el hielo como cabeza de un proyecto y el objetivo sin duda que será pelear por salir campeones y dejar al equipo en Primera B. Como sueño profesional, lógicamente que uno quiere llegar a la máxima categoría. Si tiene que haber un paso intermedio en la B, se tiene que dar. Temporada tras temporada va variando mucho el camino del entrenador y hay que vivir con pasión, que la llama se mantenga encendida. No es un requisito tener muchos años de carrera, pero esto sin duda te va ayudando a corregir aspectos que marcan la diferencia entre un entrenador y otro.